¿Están condenados los productores a una era de petróleo barato?

Las empresas petroleras como los estados tendrán que auto limitarse en la producción con el fin mantener precios como mínimo.

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Por Hugo Fonseca

Los suministros de petróleo en los últimos meses han caído drásticamente, lo que ha permitido mantener los precios mundiales del crudo en un nivel –aceptable- por encima de los 40 dólares el barril. Sin embargo, no vale la pena hablar del regreso del mercado a los tiempos anteriores a la crisis, porque la demanda de energía en el mundo se recuperará en el mejor de los casos solo para 2023, dicen los expertos. Esto significa que tanto las empresas petroleras como los estados tendrán que auto limitarse en la producción con el fin mantener precios como mínimo. Estas son las conclusiones de la última revisión de la Agencia Internacional de Energía.

Según ésta (la AIE), en septiembre de 2020, el volumen de suministro de petróleo al mercado mundial fue un 9% menor que antes del Covid-19. De esa manera, se honrró el fecto OPEP+, planteado entre los productores, incluyendo a los invitados, con el fin de recortar la extracción (oferta) en la cantidad necesaria para frenar la caída libre de los precios. Los datos muestran que los países participantes del acuerdo en agosto redujeron la producción en 7,7 MMBD, un 2% más de lo establecido.

Además, una de las principales amenazas a los precios en los últimos años ha comenzado a disiparse: las colosales almacenamientos superficiales, incluidos los ubicados en gigantes superpetroleros, han ido disminuyendo constantemente en los últimos meses. Por ejemplo, en julio bajaron 34 MMB, y en agosto, 42 millones. Sin embargo, el indicador actual de las reservas almacenadas, llamadas industriales, en el mundo sigue siendo significativamente más alto que el promedio de los últimos cinco años, en unos 220 millones de barriles. La caída también se estancó al subir los precios porque algunos países habían decidido llenar sus depósitos de crudo, aprovechando la exelente oportunidad de precios bajos. Este, en particular, fue el comportamiento chino, que en el primer semestre del año, a pesar de la fase aguda de la crisis en su economía, aumentó su reserva estratégica en 440 MMB, algo así como el doble global.

Esta sería una especie de récord: hasta 2020, el aumento máximo se produjo en 2014-2015, cuando EU aumentó sus reservas (incluso por razones de apoyo a sus propios productores) en unos 100 MMB en seis meses. Por lo tanto, el aumento de la reserva de China pudiera estar orientado a equilibrar la demanda mundial, no permitiendo que los precios cayeran demasiado, mientras otros países se deshacen de la suya. Si estos 440 MMB (alrededor del 2,5% del consumo mundial) estuvieran en el mercado, la caída de los precios pudiera ser aún más aguda, y dado que “la dependencia de los precios y el equilibrio de oferta y demanda no siempre es lineal”, como lo señalan algunos economistas venezolanos (C. Mendoza Potellá y F. Travieso) los marcadores WTI y en especial el Brent podrían haber bajado a 10 dólares, o quizás menos.

De ser cierta o no, esta reflexión, China se está recuperando rápidamente de la crisis y sigue aumentando las importaciones. En septiembre, la importación de crudo por China aumentó otro 2,1% en comparación con el mes anterior, y en octubre se observó también esa tendencia.

En cuanto a la disminución de la producción, no solo se registra en los países OPEP+; en los EU, la producción de petróleo cayó en índices muy rápidos, los más altos del mundo. A principios de marzo, por primera vez en la historia, EU superó la cifra de producción de 13 MMBD, pero luego de cuatro meses cayó a 10,5 MMBD, ⅓ de la anterior, alcanzando el mínimo en dos años, a finales de agosto de 2020: 9,7 MMBD. En octubre, se estabilizó en el rango de 10/10,3 MMBD, pero todavía está un 25% por debajo del pico. Como los precios están por debajo de los indicadores requeridos para la mayoría de los campos estadounidenses, su rentabilidad es cero, y los indicadores de nuevas perforaciones son muy endebles (3 veces menos que a principios de 2020), no se puede esperar una rápida recuperación de la producción estadounidense, al menos hasta febrero de 2021.

La AIE estima la producción mundial de petróleo actual en 91,1 MMBD, espera que ésta crezca ligeramente en este último bimestre del año, alcanzando 92 MMBD. Esto es solo un poco más de la demanda esperada para el año: 91,7 millones. Así, se pudiera conseguir un equilibrio en el mercado y los precios deberían subir.

No obstante hay dos variables negativas: 1) Otra «ola» de crisis económica que se correspondería con una nueva de infección de coronavirus. Según la AIE, ya se está observando un descenso fuerte en la demanda de crudo en varias regiones del mundo, entre ellas América del Norte (México) e India. 2) El volumen de producción de los países que no están en el pacto OPEP+ pudiera aumentar significativamente. Aunque el petróleo de esquisto atraviesa tiempos difíciles, la extracción en el Golfo de México, que se redujo en octubre por el huracán Delta, pudiese aumentar, porque no hubo daños graves, y los campos estarán pronto en pleno funcionamiento.

También Libia que en virtud de su posición está exenta de participar en OPEP+ pudiera aumentar su producción y puede hacerlo, al menos 400 mbd según la AIE. Además, en septiembre-octubre se realizaron trabajos de reparación en los campos de Canadá y Brasil, por lo que estos dos países tienen el potencial de incrementar significativamente la producción en un futuro cercano.

Finalmente, el frágil equilibrio del mercado se sustenta en que los participantes de la OPEP+ cumplan sus obligaciones. Hasta ahora, la situación parece controlada, pero cuanto más avanza un período de precios bajos, más nerviosos se ponen los actores centrales. Arabia Saudí vgr. -al precio actua- no sólo no logra equilibrar su presupuesto, sino que ha dejado varios proyectos de diversificación de su economía, porque no hay dinero para ellos. Asímismo, Irak y EAU pudieran justificar un motivo para eludir el acuerdo. De suceder, el regreso a la guerra de precios no parece un escenario surrealista.

COROLARIO

Los principales analistas e inversionistas del mercado petrolero, incluyendo a la OPEP y la AIE, como Bloomberg, Andy Hall, Vygon Consulting, S&P, IAC Alpari, Energy Aspects, etc. creen que viene un período de crudo barato. Todos coinciden en que el nivel de $50 p/b sólo se alcanzará en el 2023. Pero, esto no suena bien a los oídos de EU, GB y la UE, porque el colapso inducido de los precios estimuló la recuperación de la economía china; su PIB creció en el segundo trimestre de este año, no solo en relación al primero (+ 11,5%), sino también al año 2019 (+ 3,2%); las importaciones chinas ayudaron a apuntalar los mercados de petróleo en medio de una abatida demanda y ofrecieron valiosas ganancias a intermediarios, operadores,  y refinerías que pudieron abastecerse a bajo costo. Occidente no da la bienvenida al fortalecimiento de Beijing y, muy probablemente, abandonará el juego de bajar los precios del petróleo. Se espera que las importaciones de China crezcan entre un 6% y 8% en 2021, luego de un aumento de 10% en los primeros 10 meses del 2020, a cerca de 12 millones de barriles por día (bpd).

El sector de almacenamiento comercial de crudos de China, “que surgió como un comprador clave cuando los precios se derrumbaron a principios de este año, prepara planes para crecer en 2021, apoyando un nuevo impulso a las importaciones”, reseñan Energy Aspects y Reuters.

Tomado de la revista CONTRAINFORMACIÓN (20/11/2.020)

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