Actos de violencia suelen afectar la salud mental femenina

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(Noticias-Kikiriki) .- Al conmemorarse el 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer, Miriam Rodríguez, psicóloga clínica y especialista en asesoramiento y desarrollo humano, considera oportuno mencionar las consecuencias que genera en las féminas ser víctima de la violencia y violación de sus derechos humanos, problema que tiene sus raíces en la discriminación y la desigualdad.

Para Rodríguez, son actos comunes de maltrato psicológico, insultos, amenazas de agresiones físicas, sexuales y de muerte, humillaciones, desvalorizaciones, aislamiento social y familiar, sometimiento a penurias económicas, infidelidad, intimidación y manipulación emocional.
La experta explica que esos actos suelen afectar la salud mental femenina que se manifiestan de varias formas, entre ellas:
Baja autoestima: El agresor la descalifica constantemente para dañarla psicológicamente.
Ansiedad: La violencia repetida e intermitente causa ansiedad extrema, respuestas de sobresalto y alerta permanentes, trastornos del sueño, pesadillas e ideas obsesivas en relación con el maltrato y el maltratador.
Depresión: Se considera a sí misma, a sus experiencias y su futuro de forma negativa, se critica por sus deficiencias y errores, considera que no vale como ser humano, que es defectuosa, considera que sus experiencias son un fracaso, que no tiene futuro, que sus sufrimientos continuarán indefinidamente. El malestar psicológico crónico produce alteraciones en su forma de pensar y la vuelve incapaz de buscar ayuda, protegerse a sí misma y a sus hijos. Incluso, puede pensar en el suicidio como una salida.
Sentimientos de culpa: Por no ser capaz de romper la relación y por las conductas que utiliza para evitar la violencia (mentir, encubrir al agresor, tener contactos sexuales por miedo, tolerar el maltrato a los hijos e hijas).
Trastorno de estrés postraumático: Este se manifiesta con síntomas de reexperimentación, como revivir intensamente las agresiones en forma de imágenes y recuerdos constantes e involuntarios con sensaciones de ahogo, malestar o dolor de pecho o de estómago, sensación de irrealidad, miedo a perder el control, síntomas de evitación (no hablar del problema con familiares y amigos, distanciarse de ellos), temor a ser criticada, miedo a perder el control y respuesta de alarma exagerada debido a la amenaza incontrolable a la vida y seguridad personal. Se produce irritabilidad, dificultad de concentración, problemas para conciliar y mantener el sueño, inadaptación a la vida cotidiana en los ámbitos social y laboral o su relación con los hijos; y en algunos casos, abuso de alcohol y fármacos.
Aislamiento social: La vergüenza social y los límites que el maltratador establece para evitar el contacto con familiares y amigos provocan disminución del refuerzo social. La víctima depende de su agresor como única fuente de refuerzo social y material, quien a su vez aumenta el control sobre ella.
Trastornos sexuales: Pérdida de interés por el sexo, rechazo a las relaciones sexuales, con las agresiones sexuales se pueden provocar disfunciones como anorgasmia (pérdida del orgasmo) o el vaginismo.


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