La peor parte la lleva la rotativa de Kikirikí
La peor parte la lleva la rotativa de Kikirikí
(Noticias Kikiriki).-En el transcurso del año 2014, cerca de 31 medios impresos en 10 estados del país reportaron presentar dificultades para adquirir el papel periódico y otros insumos necesarios para la impresión de sus ediciones, como tinta, películas y planchas, debido a las restricciones del acceso a las divisas para la importación de la materia prima.
La situación cada día se ha vuelto más insostenible, debido al retraso del Gobierno venezolano en la aprobación de divisas para importar papel periódico puede significar un “golpe fatal” para la prensa “independiente y crítica” del país, al tratar de establecer mecanismos de control con el papel periódico, a través de la Corporación Maneiro.
Se estima que 30% de los periódicos venezolanos están afectados porque redujeron la paginación o dejaron de circular.
Como limitante que obliga a los medios a autocensurarse, así como un atentado contra la libertad de expresión garantizada desde en la Constitución Federal de 1811 hasta la Constitución de la República Bolivariana de 1999, pues antes la prensa podía adquirir directamente estos insumos por medio del mercado internacional, pero ahora los obligan a hacerlo por dicha corporación del Estado.
“El papel es uno de los insumos que forman parte de ese proceso que llamamos periódico y muchos diarios no tienen materia prima como trabajar. Por eso debemos ratificar de manera muy responsable, que en Venezuela no se producen tintas, planchas de impresión, químicos reveladores y mucho menos los repuestos de las rotativas, por eso el gobierno debe aprobar a la brevedad posible las divisas que hemos solicitado, para así poder seguir circulando e informando a todos los venezolanos, sostiene la integrante del Instituto de Investigaciones de la Comunicación de la UCV (Ininco), Luisa Torrealba.
Los especialistas coincidieron en que el cerco a los medios responde a intenciones para desplazar la crítica y pluralidad de voces sobre la acción o inacción del Estado.
Presión oficial
En 2012 el Gobierno excluyó el papel prensa de la lista de bienes prioritarios para la importación. Fue el primer indicio de restricciones contra el sector, según Torrealba.
“Desde entonces están obligados a emitir un certificado de no producción nacional, tratándose de una limitación indirecta a la libertad de expresión. Se les aplican presiones burocráticas y económicas que impiden a los medios circular de manera regular y reduce el espacio informativo”, recalcó.
Pero este año el Gobierno puso otra condición a los medios impresos. Descartó la aprobación de divisas al sector, a cambio, señaló que los trámites para la compra de bobinas de papel se harían a través del Complejo Editorial Alfredo Maneiro, estatal afiliada al Ministerio para el Despacho de la Presidencia.
“El control estará en el monopolio del papel; lo venderán discrecionalmente a los medios que bajen la crítica o publiquen información favorecedora del oficialismo.Es inaceptable, una manera velada de censura nada democrática para un Gobierno que dice serlo”, planteó.
Para el periodista, Luis Carlos Díaz, el problema radica en que dicha empresa no trae lo suficiente y además no cumple los compromisos y tampoco le importa la sostenibilidad de los diarios privados. A lo sumo mantiene algunas apariencias porque la mala prensa internacional sobre las presiones contra los periódicos en Venezuela ha retumbado un poco.
En este caso la web no es una respuesta. No es un premio de consolación ni puede quedarse como un refugio para el periodismo. En Internet caben todos los contenidos, pero aún no está garantizado un modelo económico que permita la sustentabilidad del medio, por más hambre de información que haya en el país.
Lo que debería ser un proceso evolutivo, natural, de convergencia hacia lo digital, lo estamos transitando de golpe, de forma traumática y sumando silencios a la construcción de la hegemonía comunicacional.
Internet servirá para decirlo y para dejar constancia, pero no para sacar a flote un edificio, una institución completa ni un modelo económico de la era industrial.
Una imprenta no es sólo una empresa, también es la muestra de pluralidad y diversidad que puede haber en una sociedad democrática. Más que un problema contra la prensa, es un ataque directo a la capacidad que tiene la ciudadanía de mantenerse informada de forma distinta a la planificada por la hegemonía.