El portero del equipo filial del Gaziantep BB detuvo un penalti importante durante el último partido de liga y uno de sus compañeros corrió a felicitarle con tal efusividad que provocó un inesperado, trágico y ridículo gol en propia que está dando la vuelta al mundo.
El abrazo del defensa a su guardameta fue tan desmedido que le hizo perder el equilibrio y el balón, que acabó traspasando la línea de gol para festejo del rival. ¡Más le hubiera valido despejar en vez de atraparla!