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Homenaje al insigne doctor Ricardo Álvarez en Carabobo

 

El estado Carabobo tiene muchas luminarias que embellecen su historia. Una de esas personas es el ilustre doctor Ricardo Álvarez, prominente siquiátrico que dio su vida por la salud mental, no sólo en éste estado sino en todo el país.

Ricardo Álvarez Fernández nació en Carora el 13 de octubre de 1898. Culminó sus estudios de medicina en la Universidad Central de Venezuela (UCV) en 1926. Su tesis de grado se tituló «La demencia precoz. Contribución al estudio de la enajenación mental en Venezuela». Durante 10 años practicó su profesión en Carora, estado Lara, hasta su traslado en 1937 a Caracas, donde además del ejercicio privado de su profesión, ejercería la dirección del Hospital Municipal Psiquiátrico. En 1940 fundó la Cátedra de Clínica Neurológica y Psiquiátrica en la Facultad de Medicina de la UCV y en 1942 fue cofundador de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría. En 1948 fue nombrado Jefe de la División de Higiene Mental del MSAS. Fue electo como Individuo de Número de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina en 1952, ocupando el sillón XIV. Falleció en Caracas el 2 de febrero de 1956, a 57 años de edad.

Nuestra Sociedad con motivo de su 75 aniversario y la celebración de su XI Congreso acogió la loable idea del Dr. Andrés Soyano López, de realizar un homenaje a los doce consocios que algunos han llamado refundadores de la institución, quienes contribuyeron al funcionamiento ininterrumpido desde 1952 hasta el presente.

«Varias razones me llevaron a elegir la del Dr. Álvarez, como mi colaboración a este homenaje: una de ellas es el compartir membresía con él, tanto en la Sociedad de Historia de la Medicina como en la de Psiquiatría. Otra se relaciona con la reciente creación por parte de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría de la “Condecoración Ricardo Álvarez”. Su actual Junta Directiva ha conferido esta distinción, aunque sin una base reglamentaria todavía. Escribir sobre Ricardo Álvarez, es una tarea ambivalente, por un lado es un honor dedicar estas líneas a un hombre tan importante dentro de la psiquiatría nacional, pero a la vez es una tarea de muy difícil compromiso ante el temor de no poder hacerlo a satisfacción. Apenas habían transcurrido escasos cuatro años de la refundación de la Sociedad cuando Don Ricardo nos dejó para siempre, pero su trayectoria vital estuvo plena de actividades, siempre realizadas con entrega total. Su sillón número XIV quedó vacante durante cinco años hasta que llegó el médico español de fina pluma, el Dr. José María Llopis Riera quien elaboró una magnífica biografía del Dr. Ricardo Álvarez. El mismo Dr. Llopis posteriormente, a petición familiar y con la venia de las autoridades de nuestra Sociedad leyó el trabajo de incorporación póstumo del psiquiatra Dr. Manuel Luis Sánchez Martín, al sillón XI, que actualmente ocupo. En este evento dio a conocer su obra más famosa, la “Historia de la Psiquiatría en Venezuela”. El Dr. Ibáñez Petersen, en su “Breve Historia del Primer Curso de Post Grado de Psiquiatría Egresado de la Universidad Central” cuenta acerca de: “las dificultades que tuvo el profesorado para reunir un número de alumnos suficientes, ya que apenas cuatro o cinco recién graduados se inscribieron y el resto fue completado, no sin mucha reticencias, por adjuntos y residentes del viejo Hospital Psiquiátrico de Caracas”, acotó Soyano.

“El Dr. Álvarez falleció el 2 de Febrero de 1956, a primeras horas de la tarde, habiendo por la mañana estado a rendir su cuenta semanal en el Ministerio de Sanidad con el Dr. Castillo Rey”, tal como lo relata el Dr. Llopis. Su pluma prolija quedó plasmada en periódicos de Carora, en “El Universal” y el “Diario” de Caracas. En este último periódico escribió una serie de artículos reproducidos por la prensa de Barquisimeto. Otras publicaciones quedan para la posteridad en revistas como la de la “Policlínica Caracas” y el “Boletín de los Hospitales”. Pastor Oropeza nos dice “Era a su muerte un sanitarista completo y de visión integral. Apoya como el que más con su palabra y acción, a la Liga de Higiene Mental y todavía dispone de tiempo para dedicarse con toda energía a la prevención de la delincuencia, en trabajos iniciados en buena hora por el Ministerio de Justicia” Su obra no pasó en vano en nuestro medio, de él escribieron entre otros: Alberto Castillo Arráez, del Centro Histórico Larense; Guillermo José Schael del diario “El Universal”; el Dr. Augusto Márquez Cañizales en “El Nacional”; su primo el Dr. Pastor Oropeza, el eminente neurólogo Dr. Pedro Bonifacio Castro; nuestros consocios ya desaparecidos Pedro Quintero García, Francisco Plaza Izquierdo, Ricardo Archila, Ceferino Alegría y José María Llopis, quien lo describió como el primer “etniatra”.

 

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