Plagas culturales: zombimanía

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Noticias-kikiriki.- 1 Desde que los filibusteros la arrancan del territorio de La Española en 1697, Haití deviene paraíso de plantadores franceses e infierno de africanos. Por cada blanco hay 20 negros y 2 ó 3 mulatos artesanos o capataces. Entre los esclavos brota una religión, el vudú, y una leyenda: el zombi.

  1. Michele Ascensio me mostró un expediente del siglo XIX en el cual se documenta el caso de un propietario que retenía como sirviente a un muerto o un infeliz que creía estarlo. Es fácil comprender la causa. Antes de la Independencia casi todos los haitianos nacían esclavos: podían seguir siéndolo después de muertos. Tras la liberación en 1804, quedó Haití condenado a pagar 150 millones de francos oro como indemnización ¡a los propietarios! País que nace con esa carga brutal jamás podrá ser libre. Por el vudú de la deuda externa, la primera República caribeña en liberarse quedó convertida en zombi.

Esta figura legendaria encierra contradicciones: presenta signos vitales y docilidad de occiso. Si el esclavo es el vivo que agoniza, el zombi es el muerto en vida.

  1. Pero no se puede creer ni en la paz de los sepulcros ¿Qué fue de aquél difunto trabajador, callado y obediente? A partir de la película The dawning of the walking dead nace -o resucita- un nuevo zombi. No es obediente, ni pasivo, ni callado. Deambula ululando y agitando brazos y harapos.

Muerde a los vivos y los hace como él. Se reproduce exponencialmente en más de dos centenares de cintas, desde la menospreciable Resident Evil hasta la infame Pride and Prejudice Zombie, sin olvidar  la disparatada Castores Zombis ni la gusana Juan de los Muertos.

  1. En 1816 una hambruna arrojó sobre Europa una oleada de refugiados que inspiró a Mary Shelley la creación de Frankenstein. Dos siglos después, políticas imperiales aniquilan países cuyos pobladores acuden en torrentes a las potencias ululando, agitando brazos y harapos, dispuestos a morder y dejarnos como ellos, sin patria, sin empleo, con apariencia de vivos agonizantes o muertos insepultos.

Ocho potentados poseen más de la mitad de la riqueza del planeta: dentro de poco nos despojarán de todo y no tendremos ni siquiera sepulturas para descansar en paz. La invasión mediática zombi es el terror primordial a la sublevación de los desposeídos  cansados de ser pasivos, que invaden el mundo decididos a conquistar la vida o hacernos a todos muertos vivientes.

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