Insaciable Cristiano

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En el día después, Cristiano era el padre de todas las tertulias futbolísticas de Europa. Su exhibición ante el Atlético le colocaba de nuevo en el foco, el lugar en el que lleva instalado desde que, en agosto de 2002, debutara con el Sporting de Portugal. Fue ante el Inter, en un partido de Champions. La competición en la que, 15 años después, sigue brillando.

La leyenda de Cristiano se ha escrito, fundamentalmente, en clave europea. Es el máximo goleador en la historia de la competición, con 103 dianas. Además, defiende los récords de asistencias (30) y hat-tricks, igualado con Messi (7). Ha sido cinco veces máximo goleador del torneo, y está en disposición de conseguirlo por sexta ocasión. Un gol le separa de Messi (11 del argentino por 10 del luso), con al menos un partido más para incrementar la cuenta.

«Es único». A Zidane se le escapa una media sonrisa cuando habla de su goleador. Un futbolista que vive en permanente reinvención. De extremo veloz por banda derecha en el Manchester United pasó a depredador del área en el Real Madrid, pero partiendo del costado opuesto. El martes, ante el Atlético, jugó casi de nueve puro en el 4-4-2 de Zidane. Así llegaron sus tres goles: dos en el corazón del área, donde históricamente han vivido los arietes de toda la vida, y el otro con una volea de killer desde la frontal.

Redefinido también en lo físico. Más delgado (ha perdido tres kilos y más fino (su musculatura se ha definidogracias un rígido plan de trabajo en el gimnasio), más rápido y más potente. Y, fundamentalmente, más descansado, menos castigado por los rigores de una temporada cargada de partidos de la máxima exigencia. El futbolista de Madeira está encantado con su nuevo rol. Juega sólo los partidos importantes, en los que, como ante Bayern -cinco goles- y Atleti -tres- sigue marcando diferencias. A nadie le sorprende ya verle descansar en algunos partidos de Liga y Copa. Y, menos que a nadie, al propio Ronaldo, cómplice perfecto de Zidane en el plan de dosificación establecido para el Balón de Oro allá por el mes de agosto. Ha jugado 41 de los 54 partidos del Madrid en este curso. A diferencia de otras temporadas, no llega bajo mínimos al esprint final. Ese tiempo ya pasó.

Le queda a CR7 la espina del Bernabéu. El martes volvió a insistir. No acepta que un sector del Bernabéu, por muy pequeño que sea, dude de él. Que lo expresa de forma ruidosa en la grada. Cristiano defiende que siempre lo ha dado todo por la camiseta blanca. Ha llegado a poner en peligro su salud por el Madrid. Y que siempre lo da todo. Sus 400 goles oficiales con la blanca deberían bastar para acabar con todo atisbo de debate.

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