¿Por qué los girasoles se mueven hacia el sol?
(Noticias Kikiriki).-Los girasoles poseen la capacidad de hacer un tipo de fototropismo, es decir que realizan un movimiento de orientación en respuesta a un estímulo determinado, que en este caso sería la luz solar. ¿Sabes por qué ocurre esto?
Los girasoles
Aunque comúnmente les llamamos girasol, jáquima o maíz de teja, el nombre científico de esta planta es Helianthus annuus y se trata de una planta perteneciente a la familia de las asteráceas (Asteraceae), también conocidas como compuestas, de tipo herbácea.
Su nombre está fuertemente relacionado con la naturaleza de las propias plantas que realizan un movimiento en el que se vuelven hacia el Sol. Así también es en otras lenguas, como por ejemplo el inglés, idioma en el que se les llama sunflowers.
Se trata de una planta oriunda de Perú, su tallo herbáceo y derecho alcanza los 3 cm. de espesor y nada menos que los 2 m. de largo. Posee unas características flores terminales de color amarillo de entre 2 y 3 cm. de diámetro, además de unos frutos comestibles en forma de semilla. De estas semillas también se extrae un tipo de aceite de cocina, por lo que su uso y cultivo está muy ligado al comercio y al sector culinario.
¿Por qué los girasoles se mueven hacia el sol?
Los girasoles poseen la capacidad de hacer un tipo de fototropismo, es decir que realizan un movimiento de orientación en respuesta a un estímulo determinado, que en este caso sería la luz solar. Este mecanismo se conoce como heliotropismo, ya que el movimiento se dirige hacia el Sol (etimológicamente: helio refiere al sol y tropismo, según la RAE, es el movimiento de orientación de un organismo sésil como respuesta a un estímulo). A su vez, este mecanismo ocurre junto a un sistema osmótico.
Estudios científicos han demostrado que el fototropismo es posible mediante un complejo sistema hidráulico u osmótico en el vástago de las plantas. En un proceso osmótico, el agua se mueve en una solución, a través de la ósmosis, en la cuál los fluidos pasan a través de una membrana semipermeable a una región con mayores concentraciones de solutos, para así igualar dichas concentraciones en ambos lados. Al acumularse el agua en uno de los sectores del vástago, se proporciona la fuerza suficiente para que la flor se incline a un arco de unos 180º.