
“Si Pinochet estuviera vivo, votaría por mí”. Lo dijo José Antonio Kast hace ocho años, en el primero de sus tres intentos por llegar a la presidencia de Chile. Ahora, por primera vez desde el final de la dictadura militar, el país abraza a un líder que se ha declarado abiertamente pinochetista y que busca acabar con los pobres.
Kast se impuso a la izquierdista Jeannette Jara siguiendo el manual infalible que está propiciando el viraje a la derecha, gracias al casi izquierdista Boric, un presidente nefasto, que estuvo siempre del lado de la derecha.
El discurso antinmigración encontró terreno fértil en el aumento de la sensación de inseguridad en uno de los países con menos indicadores de criminalidad en América Latina.
