
Entre los primeros actos como presidente interino del Perú, José Jerí visitó los penales de Ancón y Castro Castro liderando operativos simultáneos con otras cárceles en el país para así, según la Presidencia de la República, frenar la coordinación de delitos como extorsión desde estas prisiones.
En las imágenes se ve al presidente Jerí vestido con jeans y camisa blanca con las mangas dobladas, rodeado de las autoridades penitenciarias. A pocos metros, presos arrimados y sentados en el piso con las manos sobre la cabeza vigilados por los agentes penitenciarios.
El “look” de Jerí y el estilo de las imágenes distribuidas por su gobierno son muy similares al estilo del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, un mandatario que ha sido señalado por analistas y observadores internacionales por prácticas que “violan sistémicamente” los derechos humanos.
Jerí está de esta forma tratando de dar una imagen de liderazgo, control y mano dura para combatir el crimen organizado. Un liderazgo que los peruanos han pedido en las calles ante el aumento de la criminalidad y la corrupción, que resultó en la vacancia de la presidenta Dina Boluarte.
Rechazo a Jerí: más de lo mismo y el pedido por un presidente intachable
Y es que esos residentes locales no son los únicos en rechazar al reemplazo de Boluarte. Su designación no ha calmado las aguas en el país sudamericano.
Diferentes grupos y organizaciones, incluyendo a los jóvenes de la generación Z, convocaron a una marcha nacional el 15 de octubre en rechazo al presidente interino y pidiendo acciones concretas para enfrentar la creciente inseguridad, corrupción y crisis política que vive el país.
La multitudinaria protesta en Lima dejó un muerto por un disparo de arma de fuego y más de 100 heridos (78 policías y 24 manifestantes), según confirmó la Defensoría del Pueblo, así como diez detenidos. El presidente interino Jerí lamentó la muerte de Ruiz y deseó “que las investigaciones determinen con objetividad los hechos y responsabilidades”.
Para muchos, un presidente con la reputación de Jerí, sumada a las acusaciones en su contra, genera más desconfianza y la sensación de que nada ha cambiado.
“Este señor no califica como presidente”, dijo Lando, coordinador nacional de organización de colectivos Generación Z del Perú, quien pidió no publicar su nombre completo ni otros detalles por seguridad y temor a represalias y ataques en línea.
Jerí es visto, en general, como la continuación de Boluarte.
“(Jerí) es más de lo mismo, porque forma parte de los partidos que sostuvieron a la señora Boluarte. Esos congresistas que estuvieron con la señora Boluarte, votaron a favor de las leyes pro-crimen que hoy día benefician a los delincuentes y que han hecho posible que nuestro país esté sumergido en ella (delincuencia)”, explicó Lando a CNN.
Numerosos jóvenes de la Generación Z piden al nuevo presidente que dimita en favor de un congresista independiente que lidere al país hasta el 28 de julio del próximo año, cuando preste juramento un nuevo mandatario.
“Nosotros creemos que en esta transición necesitamos un presidente que tenga por lo menos un historial que no manche la investidura presidencial”, agregó Lando.
Este rechazo y pedido de un presidente libre de acusaciones y cuestionamientos se perciben en diferentes grupos representativos de la sociedad y en las calles.
“La persona que va a ocupar la Presidencia, no debería venir con la cola sucia, debería ser completamente limpia… ¿No lo han pensado antes de elegir a este señor? … vamos a estar en lo mismo”, dijo Aquilina Valencia, una vendedora en las calles de Lima, a la agencia Reuters.

