Diagnóstico tardío y tratamientos postergados: el impacto de la pandemia sobre el cáncer de mama en Venezuela
En 2020, Magbis Vargas se retrasó con su chequeo médico anual. Aunque como sobreviviente del cáncer de mama conocía muy bien la importancia de acudir cada año a realizarse una mamografía y eco mamario, la falta de recursos y el anuncio de la llegada al país de la pandemia por el covid-19 en el mes de marzo, provocaron que retrasara su visita al especialista. En noviembre, un malestar a nivel respiratorio comenzó a causarle incomodidad. En medio de un ataque de tos, sintió un bulto extraño en su pecho. Con una sensación de miedo que ya le era familiar, acudió a un cirujano oncológico, y tras varios estudios, se confirmó el temido diagnóstico: el cáncer había regresado, pero esta vez a nivel metastásico. Con esta noticia, Vargas daría comienzo a lo que ya son dos años de lucha contra la enfermedad, en medio de grandes dificultades como la falta de tratamiento, el alto costo de medicamentos y la ausencia de políticas públicas en Venezuela para atender a pacientes oncológicos.
En el país se diagnostican cada día alrededor de 22 casos de cáncer de mama, de acuerdo con los datos más recientes ofrecidos por la Sociedad Anticancerosa de Venezuela (SAV). Muchos de estos pacientes son detectados cuando la enfermedad se encuentra en una etapa avanzada debido, en gran parte, al alto costo de los exámenes médicos y a la grave crisis sanitaria que enfrenta la nación desde hace años. La pandemia, por su parte, también incidió en el aumento.
El decreto de cuarentena radical limitó los horarios de trabajo en muchas clínicas privadas y laboratorios, lo que provocó que se disminuyera de manera importante la cantidad de estudios médicos que se realizaban diariamente, entre ellos los que sirven para detectar el cáncer. Esto, sumado al miedo al contagio y la priorización de los casos de covid-19 en los hospitales públicos, generó que muchas personas no se realizarán sus exámenes de rutina o ignoraran síntomas preocupantes.
Aunque es demasiado pronto para evaluar el impacto que tuvo esta situación sobre el cáncer de mama, especialistas prevén que en los próximos años habrá un incremento en el diagnóstico de casos avanzados y en la tasa de mortalidad.
«La pandemia tuvo y tendrá un efecto, pero esto no se verá de inmediato sino en un futuro. Tres o cuatro meses de retraso en el diagnóstico representa una gran diferencia para un paciente oncológico. El problema es que en Venezuela es muy difícil determinar cifras por la ausencia de estudios estadísticos, al contrario de otros países donde ya se han realizado proyecciones», explicó Bolivia Bocaranda, presidenta de la ONG Senos Ayuda.
Aseguró que debido a que los hospitales ofrecían la atención necesaria a las pacientes, durante la pandemia las solicitudes de ayuda en la organización aumentaron 40%. Para junio de 2021, Senos Ayuda había entregado medicamentos a 1.114 personas y prestado atención médica a 1.437 pacientes. En total, en los últimos 15 años han beneficiado a 267.199 personas.
Las consultas, cirugías y tratamientos de radioterapia y quimioterapia también debieron adaptarse al contexto de la pandemia, particularmente durante los primeros meses de contingencia, lo que ocasionó un retraso en los servicios de atención general para las pacientes oncológicas.
En el estado Zulia, una de las entidades del país más golpeadas por el covid-19 en 2021, se vivió una crisis de transporte muy importante durante ese tiempo, lo que le dificultaba que los pacientes con cáncer y otras patologías se trasladaran para realizarse sus tratamientos de forma oportuna. «Esto llevó a que muchos institutos modificaran sus programas para hacerlos más accesibles para los pacientes que se movilizaban desde sitios más lejanos. Aunque nunca se dejó de prestar asistencia, evidentemente hay cosas que se retrasaron», señaló la presidenta de la Fundación Amigos de la Mujer con Cáncer de Mama (Famac), Mélida Plata.
Escasez de medicamentos para pacientes con cáncer
Tras haber superado el cáncer de mama en 2014, Magbis Vargas inició un tratamiento con inmunosupresores. «Yo debía cumplir con ese tratamiento por cinco años y luego tomar otro por cinco años más. Esa es una manera de mantener controlada la enfermedad y evitar las recaídas», comentó. Pero luego de tres años y medio, estas medicinas desaparecieron de las farmacias públicas y privadas de Venezuela.
César Miranda, especialista en prevención y educación sobre el cáncer, destacó que desde hace años existe un déficit de medicamentos de alto costo en las farmacias del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS). Esto obliga a las pacientes venezolanas a buscar donaciones en las distintas ONG del país o acudir a familiares y/o contactos en el exterior para poder obtener sus insumos.

Bocaranda destacó que la intermitencia en los medicamentos afecta a las pacientes más vulnerables desde el punto de vista económico. También advirtió que no cumplir adecuadamente los tratamientos puede tener graves consecuencias. «Son medicinas que no se pueden dejar de tomar. No pueden tomarlo un mes si y cuatro no, o si me dieron en el Seguro Social el medicamento para un mes, partirlo en dos o cuatro para que me rinda por más tiempo, cosa que sucede muy a menudo», manifestó.
Para Magbis Vargas, las consecuencias de no cumplir adecuadamente con el tratamiento las vería casi siete años después, en 2020, cuando tuvo la recaída. Desde entonces, se ha mantenido en una constante lucha para encontrar los medicamentos que necesita para combatir nuevamente el cáncer. «Estoy en el cuarto tratamiento, pero tuve que suspenderlo desde el 15 de junio hasta el 15 de septiembre porque no se consigue un medicamento. No está llegando a las farmacias de alto costo del Seguro Social y su precio en las farmacias privadas supera los 2000 dólares, por lo que es imposible para nosotros adquirirlo. Las fundaciones tampoco pueden ayudar porque es un tratamiento demasiado costoso. Estos meses que estuve sin tratamiento, la crisis fue muy fuerte, me costaba mucho estar parada, físicamente me deterioré mucho», dijo.
Hace un mes, encontró el medicamento en una farmacia del Seguro Social ubicada en Acarigua, estado Portuguesa. Con la ayuda de amigos y miembros de su Iglesia pudo recibir el tratamiento en su residencia en Guarenas, estado Miranda. Sin embargo, debe solicitarlo mensualmente, y no tiene ningún tipo de garantía de que no se agote.
La escasez de medicinas para pacientes con cáncer y enfermedades crónicas se extiende por todo el país. La presidenta de Famac relató que en el estado Zulia las pacientes deben acudiar al IVSS en la madrugada para hacer una cola. «En ocasiones, después de horas en el sitio, les informan que la medicina se acabó. Entonces no se está recibiendo el tratamiento como debe ser, de forma constante. A veces en las farmacias tampoco se consigue. Es una crisis bastante fuerte», manifestó.