El curioso hallazgo en aguas filipinas de una criatura que come piedra… y defeca arena
Seguramente las piedras no son ese alimento que apetece a muchas de las formas de vida, pero sí hace parte del menú de una especie hallada en el fondo de un río en Filipinas.
Se trata de los Teredos, una especie de moluscos a los que se les conoce también como ‘bromas’. En el pasado representaban un verdadero problema para los cascos de navíos construidos en madera, pues se comían este material. Pero ahora el asunto es distinto: un grupo de biólogos encontró en Filipinas una clase de la misma familia (Teredinidae) que se alimenta de otra cosa: piedras.
Y aunque era algo de esperarse, no deja de ser sorprendente el siguiente descubrimiento de los científicos: los Teredos cagan arena. Y esto pudieron corroborarlo al colocar en un acuario algunos de estos especímenes.
La nueva clase de molusco ha sido bautizada Lithoredo abatanica, según lo señalan en una publicación reciente de la revista Proceedings of the Royal Society B. Su vida no se desarrolla en aguas marinas sino en las fluviales, específicamente en las de la isla de Bohol en Filipinas. Los ejemplares fueron encontrados en el fondo del río Abatan, del cual se derivó su nombre.

Estrategia única
De acuerdo a lo concluido en esta investigación inicial, la recién descubierta ‘broma’ penetra en la roca caliza para roerla e ingerirla. Luego de acumularla en su aparato digestivo, la expulsa en forma de diminutas partículas de grano. Esto dijeron los expertos:
Esta estrategia de cavar la roca por ingestión, según nuestro conocimiento, es única en el reino animal.
Las bromas marinas anteriormente conocidas, acuden al apoyo de bacterias simbióticas que habitan en sus branquias. Esos microbios desprenden algunas enzimas que permiten a las bromas digerir la madera. Al interior de los moluscos filipinos también se encontraron bacterias, pero sin relación alguna con las descubiertas antes en otras especies de esa familia.
Entre los distintos estudios y disecciones llevados a cabo, los científicos sacaron a varios ejemplares de sus refugios en la rocas. Observaron que sus cuerpos son blancos y translúcidos al igual que sus parientes del mar, pero con una diferencia clave en su anatomía: no tienen el ciego, un órgano que las bromas marinas utilizan para la digestión.
Los investigadores aún tienen pendiente resolver un interrogante: ¿Al comer estas rocas, qué nutrientes extraen estas criaturas de ellas? Por ahora, esto es lo que indican:
Sugerimos que este hábito inusual es consecuencia del hecho de que esta especie haya evolucionado a partir de un antepasado que se alimentaba de madera. Sin embargo, sigue siendo una pregunta abierta si la Lithoredo abatanica obtiene algún grado de sustento de la piedra caliza o si la roca ingerida puede contribuir de otras maneras a su nutrición.
En este sentido, los autores consideran probable que a estos moluscos les resulte así más fácil triturar el plancton u otras especies de su entorno, del mismo modo que las pequeñas piedras acumuladas en la molleja de las aves sirven para ayudar a descomponer los alimentos que estos animales tragan enteros.