Científicos avisan que el azul de los océanos será cada vez más intenso (y no es una buena noticia)

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En las próximas décadas, los océanos se verán más azules por efecto del cambio climático, todo un fenómeno que podría pensarse es bueno. Resulta que organismos marinos con capacidad de absorber y reflejar la luz, como el fitoplancton, sufrirán como consecuencia del calentamiento global.

A medida que desaparezcan estos organismos acuáticos en años subsiguientes, el color del mar irá cambiando y se prevé que para el 2100 la tonalidad de los océanos en todo el mundo variará en más de un 50%.

La situación se torna grave debido a la importancia del plancton en la vida marina, en la que ocupa el primer eslabón de la cadena alimenticia. Además, consumen dióxido de carbono y generan energía química a partir de la luz solar.

La desaparición del fitoplancton en varios lugares como efecto del calentamiento global ya había sido advertida en estudios anteriores.

Un modelo que recrea el impacto que el factor climático tendrá sobre los océanos, específicamente por el aumento de la temperatura del planeta, fue elaborado por el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) en Estados Unidos.

Stephanie Dutkiewicz, encargada de la investigación del MIT publicada en la revista Nature Communications aseguró a la BBC que el color del mar cambiará, quizá no lo suficiente para notarse a simple vista, pero en definitiva la nueva escala tonal podrá ser detectada por los sensores.

Consideró que ésta podría ser la primera señal que advertirá un cambio drástico en el ecosistema de los océanos.

Los científicos explicaron que el calentamiento global influye en la circulación de las corrientes marinas, lo que también modifica la disponibilidad de alimentos para el fitoplancton, trayendo como consecuencia los ya mencionados cambios en la coloración del agua.

Una transformación más notoria

A diferencia de estudios similares realizados anteriormente, la investigación del MIT está basada en mediciones satelitales del reflejo luminoso sobre la superficie marina a partir de la concentración del fitoplancton.

En esos estudios previos, para entender el impacto del calentamiento global, los investigadores también analizaron mediciones satelitales, pero de la clorofila, el pigmento verde que se posa sobre el fitoplancton y del que extrae la luz. El problema es que no pudieron diferenciar la incidencia de las variables naturales con respecto a los efectos del cambio climático.

 

Las estimaciones científicas establecen que al cabo de tres a cuatro décadas se podrá identificar sin lugar a dudas que el cambio climático afecta directamente a la clorofila.

Dutkiewicz señaló que han logrado demostrar que el rango verde azul en la tonalidad del agua de los océanos ya comenzará a notarse durante la próxima década en algunos lugares.

Aseguró que una señal más clara de advertencia se notará en las décadas siguientes, cuando los cambios de color del agua sean evidentes en muchas partes del océano, incluso directamente en la clorofila.

El modelo predictivo

De acuerdo con el modelo predictivo, se cree que los cambios se reflejarán primero en el Atlántico Norte y posteriormente, en algunas zonas del océano Austral.

Para darse una idea de lo que ocurrirá, el grupo de Dutkiewicz recreó el impacto en los océanos suponiendo un calentamiento de la Tierra de 3°C, lo cual es un número muy aproximado a lo que se estima que lleguen las temperaturas para finales de siglo si se cumple el acuerdo climático firmado en París.

Dutkiewicz calculó que la diferencia tonal será notable con la actual, que para finales del siglo XXI alcanzará el 50%.

La científica estableció la gravedad de las repercusiones del cambio climático para el ecosistema marino si se llega a cambiar al menos una comunidad de fitoplancton, lo que también afectaría sus fuentes de alimentación. “Esto podría ser potencialmente serio”, dijo.

De acuerdo con las estimaciones de los investigadores del MIT, se alterarán algunos tonos verdes que se ven actualmente en el océano. Cree que los ambientes más cálidos podrían beneficiar a algunas especies de fitoplancton que logren adaptarse y favorecer la proliferación de una diversidad de organismos marinos.

De acuerdo con su visión, esta reacción positiva podría notarse en las regiones más cercanas al ecuador y los polos.

 

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