Noticias-kikirikí.- El discurso de Trump en las Naciones Unidas fue una crónica sobre la decadencia Estados Unidos, gendarme, juez y verdugo del planeta que sanciona a países como Irán y Venezuela, a su Primera Dama, condena a la Corte Penal Internacional, al Comité de DDHH de la ONU y a la OPEP con falacias rebatidas por el canciller Jorge Arreaza con la verdad y la denuncia del Unilateralismo que promueve el mandatario contra el Multilateralismo.
Exaltar como la mejor su gestión de terror, similar a la de sus predecesores, provocó risa, ya que su país es el mayor terrorista de la historia desde que nació como colonia, como Estado con la farsa del Destino Manifiesto de llevar civilización a los pueblos y la mentira del Capitalismo de dar con la guerra libertad al mundo, lo han hundido en una crisis económica, política y moral que lo está llevando a su fin como a todos los imperios.
La causa es su irrefrenable adicción a la guerra, razón de ser de ese sistema salvaje y su modelo neoliberal, que pese a vivir de ella, paradójicamente provocará su muerte debido a las derrotas y cuantiosos gastos militares, a la política proteccionista y aislacionista de Trump sumadas al fracaso de las sanciones impuestas a China, Corea del Norte, Rusia, Irán y Venezuela por la efectiva respuesta que dieron a tan ilegales e ilegítimas medidas.
Su desesperación podría llevarlo a desatar un conflicto bélico, respuesta que da sus cíclicas crisis económicas el Capitalismo y la codicia y ambición de sus Césares, herederos del afán de conquista de los «Pilgrims», los invasores del país, que después de celebrar una cena de Acción de Gracias a Dios, asesinaron al pueblo que los salvó de morir de hambre y frío.
Lo mismo que los gobernantes de las 13 colonias, que después de independizarse invadieron el resto del país, exterminando a los que quedaron, invadieron México en 1846 y al resto de la Patria Grande durante la primera mitad del siglo XX.
Pero con el triunfo de la Revolución Cubana, de la Revolución Sandinista y de la Revolución Bolivariana, se acabó la suerte del Imperio.
Y es que pese a las conjuras, violencia, destrucción y muerte que ordena a sus vasallos para recuperar sus antiguos viejos, el esplendor y falsa gloria del que fuera el imperio más rico y poderoso del mundo han caído en el abismo de donde no se sale nunca: el basurero de la historia.