Los nuevos muros de la vergüenza

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Los nuevos muros de la vergüenza

(Noticias Kikirikí) Los Estados europeos invierten parte de su presupuesto en un “esfuerzo” por controlar las fronteras y contener a los refugiados que huyen de sus países de origen por causa de conflictos, inseguridad alimentaria u otras situaciones, refiere el informe Guerras de frontera de Mark Akkerman publicado por el Transnational Institute (TNI), Stop Wapenhandel y Centre Delàs de Estudios por la Paz en mayo de 2016.

La respuesta de las instituciones europeas ante la crisis migratoria sólo tiene un beneficiario: la industria armamentística y de defensa.

Según el informe, el mercado de la seguridad fronteriza está en pleno auge. El dinero que mueve podría superar los 29.000 millones de euros anuales en 2022.

Asimismo, la financiación de la UE para seguridad en las fronteras supondrá 4.500 millones de euros entre 2004 y 2020.

La Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur, por su sigla en inglés) ha denunciado que el cierre de fronteras en el continente europeo hace que los migrantes y refugiados tomen caminos más arriesgados o recurren a traficantes.

En la cumbre de La Valeta (Malta) celebrada el 3 de febrero de 2017, se aprobaron 130,8 millones de euros para transformar a Libia en el nuevo muro antiinmigración de Europa, es decir, será el próximo centro de detención y deportación.

La UE bloqueó la ruta de los Balcanes y miles de personas quedaron atrapadas en medio de un futuro incierto. Acordó con Turquía retener y devolver a los refugiados, así como vaciar los campamentos de Grecia.

El 77 por ciento de los niños y jóvenes que viajan por la ruta del Mediterráneo central son víctimas directas de abuso, explotación y tráfico humano, reveló un informe publicado septiembre pasado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y Unicef.

Aimano, un adolescente de 16 años de edad, contó cómo en su travesía desde Gambia a Libia los traficantes lo forzaron a trabajos manuales extenuantes durante varios meses.

“Si intentas correr, te disparan. Si dejas de trabajar, te pegan. Éramos como esclavos. Y cuando acaba el día, te dejan encerrado”, agregó.

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