Los últimos cinco partidos han borrado la sonrisa de la cara del madridismo. En tan sólo 18 días el rumbo del Real Madrid ha virado completamente. Ha pasado de ser un equipo invencible a dar signos evidentes de vulnerabilidad tanto en defensa como en ataque. En estas dos semanas y media ha quedado eliminado de la Copa del Rey, ha perdido dos partidos, ha empatado otros dos y sólo ha sido capaz de ganar uno.
El equipo de Zinedine Zidane llevaba una trayectoria irresistible. Acabó la temporada pasada conquistando la Undécima y arrancó ésta con la misma inercia ganadora. Se llevó la Supercopa de Europa ante el Sevilla en un partido memorable. En Liga se mostró intratable y apenas había dejado escapar puntos. En la Champions se clasificó sin problemas para octavos y cerró un año mágico ganando el Mundialito de Clubes.
2017 comenzó fuerte, goleando al Granada y estableciendo un nuevo récord de partidos consecutivos invicto. 40 para ser exactos. Sin embargo, fue a partir de la eliminatoria copera de cuartos ante el Sevilla y la posterior derrota liguera ante los hispalenses (la que puso fin a la racha triunfal) cuando las cosas comenzaron a torcerse.
El bache del Real Madrid es más que evidente y afecta a todas las líneas del equipo por igual.
Hace menos goles y encaja más. En los primeros 28 partidos de la temporada promedió más de 3 goles a favor por partido y sólo uno en contra, mientras que en los últimos cinco encuentros la media es de 1,8 goles anotados y 2 en contra. El Sevilla le hizo 5 en dos partidos, el Celta 4 en otros tantos y el Málaga perforó la meta madridista en una ocasión. No ha sido capaz de dejar su portería a cero en ninguno de ellos.
