Todo fue fríamente calculado: golpear donde duele más a los venezolanos

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Todo fue fríamente calculado: golpear donde duele más a los venezolanos

(Noticias Kikiriki).- Ocurrió un hecho no publicado en ninguna parte y que ya se puede revelar porque pasó el peligro calculado: en un lugar de Europa, hace medio año, fue contactado un profesional venezolano que vive en el exterior y que es chavista de corazón, para ofrecerle varios millones de dólares por su asesoría en determinadas materias.

¿Cuáles eran esas materias? Una de ellas, la psicología del venezolano común en cuanto a lo que más le afecta, lo que más le dolería en caso de conmoción social, hechos de violencia, desórdenes callejeros y asesinatos selectivos.

Otras de las indagaciones de interés se refería a las reacciones del venezolano frente a las guarimbas, su aguante a esta forma de violencia sistemática y a largo plazo, y qué hecho desbordaría tal aguante.

Una falla de las guarimbas

Obviamente, el interés en conocer tales aspectos psicológicos de nuestro pueblo no tenía nada que ver con una tesis de grado, un libro o un reportaje de prensa, sino con la preparación de un plan criminal de reactivación de las guarimbas, para agregarle “algo que les faltaba”.

¿Qué era eso “que les faltaba” a las guarimbas? Pues, más muertes, más violencia, más confusión y, sobre todo, el elemento explosivo que funcionó en otras partes, consistente en asesinar masivamente a participantes en ellas para atribuir tal hecho al gobierno, y provocar un alzamiento o protestas masivas de toda la oposición, que conducirían a un golpe de Estado.

¿No fue eso lo que ocurrió en Kiev hace meses?

Nada es fortuito

Se trataba de estudiar las posibles reacciones de la oposición y de la confusión dentro de las filas chavistas que tal hecho produciría, lo cual ya vivimos con el golpe de 2002, cuando se falseó la realidad de Puente Llaguno, pero la truculencia opositora no dio resultado a largo plazo.

Pues bien, este contacto fallido con el profesional venezolano indica que toda la guerra económica que se viene aplicando a nuestro país ha sido producto de un estudio pormenorizado sobre qué es lo más apreciamos en nuestra vida diaria, para golpear allí con más fuerza.

Ya lo hicieron en Chile para tumbar a Allende en 1973 y creen que eso va a funcionar también en la Venezuela de hoy para tumbar a Maduro.

Hemos dicho que eso no es automático y que no va a funcionar, por más complicidad que los súbditos del Imperio le ofrezcan sumisamente.

Guerra planificada

El venezolano común es amante de la higiene personal: pues entonces hay que desaparecer del mercado papel toalet, jabones, cepillos de dientes, pastas, desodorantes, champús y demás artículos del ramo.

Sus comidas favoritas hay que acapararlas y mandarlas a Colombia de contrabando, para que todos los días la gente maldiga al gobierno que, según los retrasados mentales que diseñan estos planes, es el culpable de tales deficiencias.

En caso de que el problema se prolongue en el tiempo, la gente va a desesperar y a armar la de San Quintín en las calles, lo cual no ocurrió durante los largos meses del Paro Petrolero y la ausencia de todo lo básico vital. Las largas colas para la gasolina o el gas no causaron desmanes.

Pero los geniales planificadores del desastre no tienen la memoria activada, a pesar de que son los mismos asesores de la ex PDVSA meritocrática (QEPD) quienes le hacen el servicio a la CIA en estos nuevos tiempos de conspiración fallida.

Los medicamentos

¿Cuándo antes habían faltado en los anaqueles de las farmacias Atamel y otros elementales medicamentos para la fiebre, dolores de cabeza o malestar general?

Pero ahora no se consiguen ni con lupa. Alguien movió su mano peluda para desaparecerlos, justamente cuando ellos más falta hacen.

Obviamente, tiene que ser una mano muy poderosa y para identificarla hay que hacerse la pregunta de siempre: ¿a quien le interesa más que esto ocurra? ¿Al gobierno? Por supuesto que no tiene sentido, sobre todo por su clara orientación social. ¿A la oposición? Tampoco cuadra escupir para arriba.

Pero sí cuadra a su presunto aliado, la CIA, a quien le importa un bledo afectar también a los opositores para que sufran y protesten… vaya usted a saber cómo protestar con la tal Chinkinguya en los huesos…

¿Cómo lo hacen?

No hay que ser un gran detective para encontrar las pistas de estas operaciones dirigidas a sacar del comercio determinados artículos de gran demanda popular.

Lo han hecho en otras ocasiones y países donde intervienen para cambiar gobiernos: se confabulan con las redes de mayoristas, distribuidores, almacenistas, laboratorios extranjeros, transportistas, etc., a cambio de grandes cantidades de dinero, para sabotear el consumo por un tiempo determinado o indeterminado.

Aquí tiene que haber mucha complicidad de factores económicos de la gran oligarquía nacional agrupada en Fedecámaras y en la Cámara Venezolana Americana de Comercio e Industria, dos centros conspirativos de uña en el rabo, sin quitarles los méritos a otros bandidos de su clase.

El asunto de nacionalizar

Lamentablemente hay todavía muchos revolucionarios lingüistas, es decir, que creen que las revoluciones se hacen con la lengua, pasando por encima de los procesos sociales y de la construcción de estructuras productivas que suplan las capitalistas existentes, cuyos dueños se prestan para sabotear o manipular su producción.

Amén de que hay decenas de empresas intervenidas y en producción, bajo la dirección de sus trabajadores y el Estado, como resultado del proceso natural de desarrollo de la economía socialista, ya otros países nos brindan la experiencia de los saltos al vacío con las nacionalizaciones masivas que terminaron en cese de la producción de bienes y servicios, y en las tarjetas de racionamiento.

No a impunidad empresarial

Improvisar en economía significa caminar a ciegas. Hay que planificar el crecimiento organizado de la economía socialista, sobre la base de estas experiencias, en las cuales los intereses del gran capital chocan con los de la población, en detrimento de la salud, el bienestar y la paz de las mayorías.

El gobierno no puede perder el control de la distribución de los alimentos y medicamentos, aunque ésta esté en manos privadas, porque se trata de servicios públicos esenciales, pero sustituibles por otros más eficientes y seguros, aunque para esto se requieran grandes capitales y mucha responsabilidad social y legal.

Hay que investigar a las redes comercializadoras y sancionarlas por su conducta criminal, si fuera el caso, con multas aleccionadoras.

La guerra económica tiene sus delincuentes a quien castigar con sanciones legales. No debe haber impunidad frente a estas nuevas formas de criminalidad económica.

El enemigo es poderoso, pero…

Cuba ha derrotado al Imperio muchas veces y ha resistido, con grandes dificultades, por supuesto, sus arremetidas, en especial el bloqueo de medio siglo.

Venezuela tiene a su favor: el apoyo internacional, sus recursos financieros, el sólido respaldo del pueblo, la razón histórica de luchar por una causa justa: el bienestar de la población, la paz, el socialismo.

Venceremos, pero hay que ayudar.

Fuente: Américo Díaz Núñez

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