`Ley de fuga´ llevará a las pantallas del cine nacional una nueva reflexión sobre el drama carcelario
`Ley de fuga´ llevará a las pantallas del cine nacional una nueva reflexión sobre el drama carcelario
(Noticias Kikiriki).- Como una propuesta novedosa dentro del cine de drama carcelario la película Ley de fuga, ópera prima del director Ignacio Márquez que será estrenada en las salas del cine del país el 26 de septiembre, presenta una relectura de la vida en la cárcel que deja de lado la perspectiva trágica para enfocarse en la espiritualidad terrena de los privados de libertad y el arte como recurso para sobrellevar su condición de vida.
Esta película narra la historia de «Brigadier», un empresario tramposo cuyo objetivo es fugarse del centro penitenciario donde cumple condena y para ello utilizará como pretexto dirigir una obra de teatro protagonizada por otros reclusos a quienes realmente menosprecia.
Al respecto de este argumento, Elio Palencia colaborador en la elaboración del guión para este largometraje recordó en entrevista con la Agencia Venezolana de Noticias que la idea central del filme surgió años atrás cuando Márquez realizó una gira teatral en varios centros penitenciarios del país.
«Se encontró con la inquietud de los privados de libertad de que siempre lo que se decía sobre el tema penitenciario era lo negativo, jamás lo positivo. Esta es una gran preocupación de los privados de libertad que intentan resocializarse», comenta Palencia.
En el sentido de tener «la capacidad de reirte de tu propio dolor», como lo explica Márquez en la sinopsis de la historia difundida por la Villa del Cine, la película asume el drama carcelario desde el humor, recurso poco utilizado en los argumentos de este tipo de filmes.
«No es la película típica penitenciaria, se sale de la norma porque es una comedia dramática, una historia que se trata con un humor inteligente que apela a la reflexión», detalla Palencia y agrega, «Está hecha con la intención de que nos veamos en lo negativo y en lo positivo, para evolucionar y ser mejores».
De una manera distinta a cómo han sido narradas estas historias en el cine venezolano, latinoamericano y estadounidense, Ley de Fuga «apuesta por tratar el tema penitenciario de una manera positiva, luminosa, no banal, pero sí muy entretenida».
Películas recordadas como Soy un delincuente (1976), Carandirú (2003), y las hollywoodenses Papillón (1973), Expreso de medianoche (1978), Fuga de Alcatraz (1979) y Sueños de fuga (1994), han abordado el tema desde la fatalidad, patrón tradicional de estas líneas argumentales de las que se escinde esta propuesta del cine nacional.
«Él (Márquez) quiso hacer una historia en la que se hablara de esa parte positiva, de la capacidad transformadora del arte en los centros penitenciarios», precisó Palencia.
Otro de los aspectos que caracterizan a la obra es el trabajo de dirección de cámaras, concebido para realzar la subjetividad en las tomas y darle un carácter testimonial a los dos dispositivos para grabación «en mano», recursos que le otorgó más realismo a las acciones e imágenes.
Una película de personajes
Con el teatro como tema y basamento para su concepción, Ley de fuga utiliza los recursos propios del género para constituirse como una «película de personajes», en la que la construcción de éstos determinó la selección de actores específicos para su interpretación.
En este sentido, el actor Gabriel Rojas, quien en el filme interpreta a Ender Méndez, alias «El menor», explicó que la película escenifica la vida del privado de libertad que aunque se encuentra en situación de recluso se empeña en evolucionar y trascender.
«Si una persona es condenada a prisión ya sabe que va a estar ahí, bueno entonces vive al máximo, trata de aprender, de compartir, de formarse. Cuando tenemos la oportunidad de conocer algo un poco, sea por casualidad o motivación propia, puede que nos guste y parte de la película va de eso», indicó.
La trama principal es la historia de los internos de la cárcel de San Cristobal, estado Táchira, que preparan una obra para el Festival Nacional de Teatro Penitenciario de Caracas, y Brigadier Blanco, interpretado por Francisco Denis, decide utilizarlos como parte de su plan de fuga durante el traslado del grupo teatral a la Caracas.
«Este desaprensivo y corrupto Brigadier consigue, en lugar de la libertad que él está buscando a través de trampas, otro tipo de libertad mucho más espiritual», comenta Rojas.
A propósito de su personaje, un malandro, señaló que para interpretarlo requirió un trabajo previo de preparación para no caer en la exageración. «Puede se tan complejo como personificar a un profesor de matemática, a un ingeniero, a un niño rico o cualquier otro».
Explicó que la interpretación de este papel no es un trabajo fácil de realizar, ya que esta personificación ha evolucionado en el ámbito actoral. «Todo tiene su nivel de estudio y me atrevo a decir que uno de los más complejos es el del malandro porque responde al contexto».
En las subtramas también se aborda el tema de las minorías tradicionalmente excluidas representadas por un homosexual, un afrodescendiente y un extranjero, personajes que también son vehículo para la reflexión en esta historia.
«En este grupo de presos hay un micromundo en el que suceden unas relaciones de una profunda humanidad, este es uno de los mensajes que va a dejar la película», señaló Palencia.