Gaza, la guerra de los niños
Gaza, la guerra de los niños
(Noticias Kikiriki).-En la operación «plomo fundido», la anterior invasión de Gaza de 2009, murieron 1.166 personas y 80 eran menores de 16 años. En esta nueva guerra en Gaza, la cifra se ha disparado y ya son tantos los niños muertos que los periódicos incluso desistieron de llevar la cuenta al poco tiempo de empezar. Al principio daban el parte diario y el total de menores muertos en los bombardeos, pero dejaron de hacerlo al unísono. O todos pensaron al mismo tiempo que era algo demasiado horrible para sus lectores o simplemente alguien les presionó para ello. Al final, el total de niños asesinados (sobre 2.200 muertos) casi ha alcanzado la cifra de los 600, una proporción del 27%, mientras que en la anterior guerra de Gaza fue del 7%.
Algo extraño ha pasado este verano en Gaza, algo que ha levantado miles voces en contra. En nuestras «felices» vacaciones hemos visto periodistas llorar en directo ante las cámaras y ambulancias transportando tan sólo pedazos de carne en bolsas. Carne palestina, claro.
Esta guerra ha sido única, diferente… en sus despreciables bombardeos no se ha intentado minimizar las bajas civiles, todo lo contrario, se han buscado expresamente. Bajas de niños especialmente. No sólo hablan las cifras, muchos periodistas coinciden en que nunca han visto morir tantos niños, ni tan seguido. De hecho, no se me ocurre mejor manera de contar niños muertos que disparar un mísil en un parque repleto de chiquillos jugando,bombardear escuelas o perseguir a niños que jugaban a la pelota y cuando huyen por la arena, seguirles hastareventarles de un certero disparo de obús teledirigido. Así ha sido esta guerra.
<<<<< Dos de los cuatro niños que fueron alcanzados por un obús mientras huían por la playa del ataque israelí
Este tipo de ataques tan macabremente seleccionados demuestran que los niños muertos en Gaza no son daños colaterales fruto de un error, sinó que son el objetivo del ejército hebreo, que los busca con premeditación,como siguiendo un plan muy bien trazado. No vale la excusa de que la culpa es de Hamas, que pone niños al lado de sus túneles como escudos humanos, eso es pura propaganda. Gaza es el lugar con más densidad de población de todo el planeta, siempre habrá civiles cerca de objetivos militares.
Israel posee el cuarto ejército del mundo y es conocido por su altísimo nivel tecnológico, parece poco creíble que necesite volar un barrio entero para destruir un túnel, que además, por definición, siempre tiene recorrido y salida (detectable) en territorio israelí. Esta justificación de los túneles ya fue usada por el ejército hebreo en la ultima invasión de 2008, y entonces dejaron debilitado, pero vivo, a Hamas, ya que Israel le necesita como la gran justificación ante el resto del mundo. Seis años después, hay muchos más túneles y se disparan más cohetes, y así ciclo tras ciclo, mientras Israel completa el desahucio programado de toda la nación palestina con su política de asentamientos. Cuando sea el momento y todos los palestinos estén encerrados en la cárcel de Gaza, o en la que está dentro del muro de Cisjordania, Israel hará desaparecer a Hamás definitivamente. Si en España los políticos no han tenido reparo en usar a ETA en su propio beneficio, que no estará haciendo Israel, que posee la central de inteligencia mas valorada del planeta y cuya religión permite explícitamente mentir al no judío:
«Los judíos pueden usar mentiras para engañar a un gentil».
(Babha Kamma, 113 a).
<<<<< A lo largo del artículo iremos introduciendo fragmentos de los libros que componen el Talmud hebreo para ilustrar y validar lo que iremos desglosando desde el propio judaísmo.
Que se mate a niños intencionadamente es algo que está fuera del alcance de comprensión de muchos humanos.
Ni siquiera por racismo parece que pueda ser posible asesinar a niños y no ponerse a vomitar sintiéndose como la peor de las alimañas. Sin embargo, vemos como algunos soldados se jactan de ello, como el que ha publicado en su red social, con gran orgullo, que ya ha matado a 13 y que «mañana tu puedes ser el siguiente».
<<<<< Soldado del ejército hebreo jactándose por las redes sociales de haber asesinado 13 niños
Cuesta de entender, pero hay un motivo para este comportamiento. No es la maldad la causante de la muerte de 600 niños en Gaza,si bien es cierto que uno debe tener el alma corroída por el odio para aceptar entregarse a este juego terrible. Como tantas veces, esa niña traviesa y tozuda llamada Historia nos enseñará la pieza que nos falta para acabar y comprender el puzzle de Palestina. Será en Jerusalén, hace unos miles de años…
Saliendo de la Jerusalén amurallada por la puerta de acceso al barrio judío y al Muro de los Lamentos, tras atravesar la llamada Dung Gate (Puerta de la Basura), se encuentra un profundo y estrecho barranco conocido como Ge-Hinnom (cuyo nombre significa curiosamente «Valle de los Lamentos»). En él se arrojaban los deshechos de Jerusalén y los restos de animales y personas sacrificados que quemaban ininterrumpidamente, de ahí el nombre de la puerta de la basura. El pestilente olor y la constante humareda negra y fétida convertían el lugar en un verdadero infierno, porque infierno es la traducción de la palabra griega «gehenna», que deriva del nombre del valle «Ge Hinom».
Justo al otro lado del valle, frente a la Dung Gate, se encontraba el lugar de los sacrificios, el Tofet, que deriva de «Tof» o «tambor», porque cuando los niños eran sacrificados quemándolos vivos, se tocaban estridentes tambores y trompetas para así acallar sus gritos y sus llantos. De ahí nace el nombre del Valle de los Lamentos y de ahí el concepto cristiano de infierno como lugar donde uno sufre entre las llamas del demonio.
<<<<<< El «tofet» o lugar de los sacrificios al otro lado del «Valle de los Lamentos»
Los judíos y otros pueblos del próximo oriente ofrecían constantemente sacrificios animales, vegetales y humanos a sus dioses. La ley prescribía que debían ofrecerse los primeros frutos de la tierra y los primeros nacidos de los animales y muchas familias ofrecían incluso a sus propios primogénitos para conseguir los favores del dios Baal. Con el paso del tiempo se fué sustituyendo el sacrificio del hijo primogénito por el de un cordero, de ahí la leyenda de Abraham ofreciendo a su hijo Issac y el apelativo de «Cordero de Dios» (al nombrar así a Jesús de esta manera, la religión católica perpetúa la afición de las religiones a ofrecer sacrificios a sus dioses).
En Israel, los sacrificios se llevaban a cabo en el «infierno» del monte extramuros de Jerusalén. A Baal le gustaban ante todo de los sacrificios de niños, por su «suculenta» energía vital y por su «rico sufrimiento» y el de sus padres, auténtico manjar de dioses, nunca mejor empleada la expresión. Se les arrojaba vivos a una gran hoguera que quemaba en el interior de una enorme estatua del dios. Con el tiempo, el ritmo de los sacrificios se incrementó tanto que los cadáveres se iban acumulando en el valle del Ge-Hinom, provocando incómodas pestilencias y se optó por quemarlos.
<<<< El Cordero, la actualizada ofrenda del primogénito a los dioses
Así nació la tradición de la quema ritual del cuerpo sacrificado, llamada Holocausto, nombre que después seria usado de una manera demasiado cruel (o demasiado explícita) para el exterminio que los nazis realizaron sobre la raza judía y otras etnias y grupos. Holocausto proviene del griego «holókauston», de holon ‘completamente’ y kauston ‘quemado’ y fue una práctica muy extendida en la pasado. En la actualidad es más difícil de detectar, pero casos como el atentado de las torres gemelas y el ataque a Gaza nos enseñan que sigue practicándose.
Según Plutarco: «Es en plena conciencia y conocimiento que los cartagineses ofrecían a sus hijos y quienes no los tenían los compraban de los pobres como a los corderos o aves, mientras que la madre estaba de pie sin lágrimas, ni lamentos. Si ella se lamentaba o lloraba, perdería el precio de la venta y el niño no dejaba de ser sacrificado».
Según Platón: “ había una enorme estatua de Cronos, con las manos extendidas sobre un brasero de bronce, con las llamas que engullen a los niños. Cuando las llamas alcanzan el cuerpo, sus miembros se contraen y la boca abierta casi parece reír, hasta que el cuerpo contraído se desliza resbalando al fondo del brasero. Así es que esta mueca se conoce como risa sardónica, puesto que ríen al morir”