Países intervenidos por EEUU: pobres víctimas con pueblos divididos y en guerra permanente

0

Países intervenidos por EEUU: pobres víctimas con pueblos divididos y en guerra permanente

¿Esto es lo que quieren los pitiyanquis para Venezuela?

Con la excepción de Vietnam, donde salieron con las tablas en la cabeza en 1975, los invasores norteamericanos (dueños del mundo, según ellos) ya tienen la fama universal de torcer el destino de los países que invaden o intervienen, como puede comprobarse en los últimos 20 años.

La fama del Rey Midas, pero al revés: no convierten en oro lo que tocan, sino en anarquía, divisiones, terrorismo, violencia, guerra entre sectores de la población.

Pareciera que no son efectos fortuitos, sino destinos calculados para destruir sus sociedades y su propia unidad de país, como actualmente pasa en Irak y Libia, las cuales dejaron de ser naciones, para convertirse en campos de batallas étnicas, grupales, tribales o religiosas, lo cual no ocurría antes de la invasión o intervención norteamericana.
El caso de Irak es el más patético: desde 2003 no lo abandona la violencia étnica y religiosa.

Potenciaron el terrorismo

Su presunta “Guerra contra el Terrorismo” se convirtió, por obra de ese Rey Midas contrahecho, en la generalización del terrorismo en el mundo porque él mismo lo aplica para imponer dictaduras, como lo vemos en Venezuela con las guarimbas, crudo terrorismo con un falso maquillaje de protesta de los ricos contra los pobres.
Hablan de enfrentar una dictadura que ha hecho 19 elecciones democráticas en 15 años. Otro cuento financiado por Washington.

Afortunadamente, fracasaron en Siria, donde fueron derrotados por un pueblo unido a su gobierno patriótico, a pesar de la traición de la Liga Árabe, convertida en lamebotas de los agresores imperialistas, al igual que una parte de la oposición que vive en el exterior.

Afganistán

En los años 90 las tropas imperialistas invadieron Afganistán para expulsar a las criaturas que ellos mismos habían creado como combatientes irregulares para enfrentar a las fuerzas soviéticas que defendían al gobierno progresista de ese país, puesto que los muy castos estudiantes de religión mahometana resultaron ser en el gobierno unos talibanes sanguinarios, retrógrados y represivos.

Desde entonces, Afganistán invadido por las fuerzas de Estados Unidos y sus aliados no ha conocido paz duradera: atentados, unos de los talibanes y otros de los propios soldados invasores contra aldeas y ciudadanos afganos pacíficos, como expresión del estrés de guerra y de la locura ocasional que se manifiesta en masacres horrendas, cuyas víctimas mortales pagan las consecuencias de tales circunstancias.

Narcóticos y ocupación

Ese pobre país parece pagar la condena de una ocupación que se eterniza por el interés de incrementar en sus tierras la producción de narcóticos por parte de los ocupantes, una actividad tan oculta que se conoce en todo el mundo del consumo y de los negocios ilícitos.

Buena parte de las operaciones secretas y encubiertas de Estados Unidos contra gobiernos progresistas y revolucionarios en el mundo son financiados con los fondos oscuros del narcotráfico “controlado”, lo cual se trata de ocultar, pero es un secreto a voces.

Las mentiras de los imperios en esta materia comenzaron con la Guerra del Opio de Gran Bretaña contra China en el siglo XIX, para obligarlo al consumo, desmoronar la moral de ese pueblo y dominarlo fácilmente.

En el caso norteamericano, siempre originales, se decidió embotar de drogas a su propia juventud (el mayor consumo mundial está allí, en las grandes ciudades de Estados Unidos) para sustraerla de las protestas y de la actividad política. No se sabe si consiguieron semejante objetivo.

Irak no sale de las guerras

El segundo país invadido y destruido en 2003 y años posteriores fue Irak, bajo el pretexto burlón de unas armas de destrucción masiva que resultaron ser las de los invasores. Basta ver el balance social de semejante hecatombe bélica: 700 mil muertos y millones de desplazados de su país natal.

Toda la riqueza cultural antigua saqueada, y la unidad como nación destruida desde sus raíces, al punto de que los atentados con bombas en mercados y demás sitios públicos han sido la forma cotidiana de confrontación entre las dos etnias dominantes: chiítas y suníes, con ejércitos u organizaciones clandestinas que se odian a muerte.

El Estado Islámico avanza

Ahora mismo se desarrolla en territorio iraquí algo insólito: un ejército entrenado y armado por Arabia Saudita, por encargo de EEUU, está invadiendo con banderas negras y manifiestos de guerra a muerte, buena parte de Irak, para instaurar el Estado Islámico no sólo en su suelo, sino también en Siria, Chipre y el norte de África.
Aparentemente se escapó de las manos del amo tal radicalismo.

Frente a semejante drama, el gobierno fantoche de Irak se declara incompetente y ya el país que estaba unido y en paz antes de la invasión gringa de comienzos de siglo, está dividido en la práctica en varios estados rivales, mientras el causante principal del desastre pide a otros intervenir para frenar a los islamistas radicales. Su único aporte: los drones artillados.

El Rey Midas gringo retrocedió a la Edad Media una región que es de su interés porque produce petróleo y gas (la gente como tal no le interesa y procura eliminarla). Ahora esas riquezas pasan de Irak a otras manos, incluyendo a los kurdos y los islamistas, pero no se sabe si quedarán en la OPEP.

Ahora Libia

La disputa por el poder en Libia, primera experiencia exitosa de intervención con mercenarios contratados para cambiar gobiernos, no es con votos, sino con balas, tal como se informa de los choques armados entre facciones de mercenarios y del gobierno impuesto por Estados Unidos, tras el genocidio de los bombardeos en Trípoli y el asesinato de Gadafi, para apropiarse de los yacimientos de petróleo de ese país a muy bajo costo político y económico.

Son confrontaciones por cuotas de poder y repartos del botín del gobierno, muy propias de la democracia que propicia Estados Unidos en el mundo, para hacer más ricos a los ricos y más pobres a los pobres.

Lo que queda de Palestina

Como ya dijimos, el genocidio de la Franja de Gaza a manos de Israel no es una respuesta militar a las “amenazas” de Hamás (túneles y cohetes caseros), sino un plan concebido para continuar la expansión territorial israelí en la única zona costera que le falta por anexar a su territorio, con cercano asesoramiento norteamericano y su descarada complicidad con la matanza.
En este caso, la alevosía compartida con Israel consiste en considerar a la población árabe de Palestina un simple estorbo que hay que barrer con bombas y tanques suministrados casi gratuitamente por los almacenes que, cómodamente, instaló el Pentágono in situ para semejante tarea criminal.
Los israelitas tienen más de 60 años robándole por la fuerza su país a los palestinos con el apoyo de Estados Unidos y sus aliados, para lo cual deben asesinar y expulsar a millones de sus antiguos dueños, un genocidio continuado que supera al de los judíos en la IIGM.
Sin la complicidad del gobierno de Estados Unidos eso no hubiera sido posible, porque es quien le da las armas y apoya sus crímenes en la ONU.
Con estos simples ejemplos podemos apreciar de qué modo el Gendarme del Mundo exporta su democracia a los 5 continentes, en especial a los países donde hay materias primas que robar a sus pueblos.

Minsk, agosto de 2014.

Fuente: Américo Díaz Núñez

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.