La guerra económica castiga a la población en ilusa búsqueda de una rebelión y un golpe

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La guerra económica castiga a la población en ilusa búsqueda de una rebelión y un golpe

(Noticias Kikiriki).-Ya ocurrió en Chile contra Allende en 1973, en una alianza de los organismos conspirativos secretos y la transnacional ITT de Estados Unidos, con la organización empresarial oligárquica chilena y el núcleo de militares traidores, con el resultado ya conocido del derrocamiento y muerte del presidente constitucional, para instaurar una dictadura fascista de 17 años.

No será una copia al carbón, pero parece el mismo esquema chileno lo que se está haciendo en Venezuela contra el gobierno de Nicolás Maduro, con la modalidad de que el 40% de la producción subsidiada por el gobierno escapa deliberadamente a Colombia por los caminos verdes y por los otros también, pues el negocio es tan lucrativo que da para abrir muchas alcabalas.

Todo lo demás que se diga sobre “la crisis económica venezolana” es consecuencia de esta conspiración.

 Nada es casual

Nada de lo que ocurre es casual. Todo ha sido cuidadosamente planificado y organizado para crear malestar en la población, la mecha que calculan los involucrados en la conspiración hará explotar la paciencia de la población, por ahora reticente a caer en semejante trampa. El mismo resultado buscaron los golpistas en el paro petrolero y patronal de 2002-2003, y fracasaron.

Pero el de ahora es un “plan genial” que utiliza más cómplices externos y la realidad económica colombiana, ávida de gasolina y alimentos subsidiados en Venezuela.

Se trata de un plan criminal –como todos los planes de un imperio que no suelta fácilmente a sus presas, de ahí el águila rapaz en su escudo—cuyo destino será también el fracaso, porque lo que fue eficaz en Chile hace 41 años no tiene porqué ser igual en la Venezuela del siglo XXI.

Los hechos históricos nacionales así lo comprueban, como hemos dicho.

 Inflación inducida

Quienes tratan de presentar la situación económica de Venezuela como una consecuencia de las políticas equivocadas del gobierno de Nicolás Maduro son sencillamente cómplices de esta conspiración.

Los hechos los delatan. Eluden el tema real o le restan importancia al contrabando de extracción, también “culpa del gobierno”, por supuesto.

La inflación inducida mediante la desaparición de productos de primera necesidad en los supermercados y bodegas no es una política gubernamental, sino todo lo contrario. Es un sabotaje planificado.

De igual manera, el mercado negro del dólar lo maneja la oposición desde el exterior, mientras que las empresas de maletín se roban las divisas asignadas para producir o importar productos de primera necesidad.

 Complicidad interna

La correlación de fuerzas sociales en nuestro país no favorece una conspiración que la mayoría de la población conoce y rechaza porque sabe qué es lo que se propone: el robo de los recursos naturales, en especial el petróleo, mediante la complicidad de una oposición alcahueta y neoliberal que ya lo permitió, cuando gobernó durante 40 años, y que lo volvería a hacer, como consta en su actual programa de gobierno.

Eso básicamente es lo que explica el generoso financiamiento yanqui a todos los planes desestabilizadores en Venezuela, en especial al actual de guerra económica: un vulgar soborno que le permita desbaratar el proceso social revolucionario, cuyo objetivo básico es acabar con la pobreza en el país, y de paso destruir o entrabar la integración latinoamericana y caribeña, para retornar a la vieja dominación neocolonial de Estados Unidos en la región.

 Acaparamiento y desvío

El Estado venezolano subsidia con miles de millones de dólares preferenciales a centenares de empresas instaladas en el país para que se provean de materias primas y maquinarias procesadoras, pero en vez de surtir al mercado interno, una buena parte de ellas desvía la producción hacia la exportación ilícita hacia Colombia, para sabotear el consumo de los venezolanos, mientras otras simplemente no producen nada porque son empresas ficticias, o, de no serlo, retardan la colocación de sus productos no perecederos en el mercado interno mediante el acaparamiento en almacenes de mayoristas cómplices de este sabotaje.

¿Cómo se explica lo de los lubricantes?

Lo inexplicable es que la empresa productora de aceites de motor y demás lubricantes, que pertenece al Estado, no surta –como lo hacía antes— a las estaciones de servicios, sino a mayoristas que desvían esa producción hacia Colombia, para sacarle mayor provecho especulativo y contribuir con la señalada conspiración antinacional.

Tiene que haber complicidad de algunos funcionarios públicos corruptos  para que muchas de estas cosas ocurran.

 Oposición ilusa y algo más

Sólo la oposición y los medios locales del Imperio se ilusionan con un golpe de Estado en la Venezuela de 2014, como corolario de este sabotaje. Ignoran olímpicamente la realidad social, las complejidades políticas internas y externas que rodean a la Revolución Bolivariana, así como la firmeza de la mayoría del pueblo para sostenerla, a pesar de las dificultades temporales, ya experimentadas antes.

Por eso se han equivocado tantas veces. Los objetivos no se logran porque se quieran, sino porque se puedan alcanzar. Ellos no entienden eso. Tal ha sido su problema en los últimos 15 años de torpezas repetidas. Y por eso perdieron el poder en 1998. Como los Borbones: ni aprenden ni olvidan repetir sus genialidades chimbas.

Fuente: Américo Díaz Núñez

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