Ucrania como referencia del caos
(Noticias Kikiriki).- En Ucrania hubo un golpe de Estado el 22 de febrero pasado. No pudo ser disfrazado de rebelión popular ni de protesta de la juventud porque altos representantes de Estados Unidos y la Unión Europea participaron directamente en el derrocamiento de un gobierno electo por la población. Imposible llamar “legítima” a la pandilla usurpadora. Y muy falsos los llamados de la OTAN a respetar la Constitución ucraniana que sus jefes políticos violaron y pisotearon.
Tampoco puede tildarse de salida revolucionaria, porque las bandas ultraderechistas de los neonazis y las poderosas mafias económicas se repartieron los altos cargos en el gobierno usurpador y sembraron el caos político en ese país.
Los nuevos gobernantes carecen de autoridad moral también para condenar la corrupción en el pasado gobierno, porque ellos representan a las mafias más corruptas de Europa.
Resultado: fragmentación del país
Hoy Ucrania está sumida en la vorágine de la fragmentación, como respuesta a las graves amenazas de persecución por razones étnicas y lingüísticas a buena parte de la población, no sólo rusohablante, sino a los judíos y demás grupos sociales que han convivido en paz por siglos en Ucrania, sólo rota por los nazis invasores en la IIGM y ahora.
Nuevos representantes de las viejas fuerzas fascistas renacieron con la revuelta de la plaza Maidán de Kiev, del mismo modo como han adquirido cuerpo en Venezuela, en los actuales sucesos criminales y de odio al pueblo, pandillas armadas ultraderechistas y violentas, en buena parte descendientes de inmigrantes europeos que apoyaron a la dictadura de Pérez Jiménez en los años 50 del siglo pasado y a la IV República represiva.
Razones de clase y viejos odios acumulados, en una y otra irrupción violenta, no son, por supuesto, soluciones a los problemas reales que pudieran existir en ambos casos. Al contrario, agravan esos problemas.
Estado Federado y respeto a las minorías étnicas
La única manera de detener la agresividad de las bandas fascistas y su respeto a los derechos humanos de todos los ucranianos es la consulta a la población acerca de constituir un Estado Federado con normas de convivencia y legalidad garantizada en una nueva Constitución, aunque no existe un gobierno central legítimo que convoque a referéndum democrático, porque el actual es producto de un vulgar asalto al poder bajo la sombra de los Estados Unidos y la Unión Europea, ambos ajenos al país y causantes de todas las anomalías y protestas en Ucrania hoy.
El golpe a lo ucraniano agravó además los problemas económicos del país, que ahora debe someterse a la Troika que arrasa con los derechos laborales y sociales de la población de España, Grecia, Italia, Francia, Portugal, entre otros, donde se viola los derechos humanos en nombre de una recuperación económica que nunca aparece.
Un paralelo forzado
El paralelo entre Ucrania y Venezuela lo quiere plantear con fines insurreccionales la derecha fascista criolla que, casualmente, recibe, como en Ucrania, respaldo financiero, logístico y político del gobierno de los EE.UU. y complicidad de la Unión Europea.
En Ucrania la injerencia la hizo públicamente, con la presencia de funcionarios de Estados Unidos y la Unión Europa en la plaza Maidán, repartiendo comida y azuzando a las bandas fascistas que se hicieron fuertes allí, con apoyo armado de los servicios especiales imperialistas.
Pero no hay paralelo posible entre ambas situaciones ni es posible que los grupúsculos criminales de algunas urbanizaciones acomodadas lleguen al poder en Venezuela.
Son realidades diferentes sin puntos de comparación ni mucho menos con idénticas correlaciones de fuerzas sociales.
La manipulación mediática, sin embargo, trata de falsear ambas realidades diciendo que se trata de luchas por la libertad. Será por la libertad del Gran Capital Financiero que se adueñó de Ucrania y ha sido derrotado en Venezuela. Libertinaje para asesinar y violar derechos.
Intentos fallidos
Manifestaciones multitudinarias de repudio al gobierno ilegítimo de Kiev en todo el este y sur de Ucrania son presentadas por los medios manipuladores como maniobras rusas para intervenir en ese país, cuando en realidad los intervencionistas han sido la OTAN, la UE y EE.UU. quienes ejecutaron el golpe de Estado, violaron la Constitución ucraniana y montaron a los líderes de las bandas de matones en el poder, con la anuencia de las mafias económicas locales.
Ese golpe es un alerta que previene al pueblo venezolano.
Por eso no cuajarán jamás intentos de desprender Táchira o Zulia de Venezuela. Ya lo intentaron los gringos en el siglo XX para quedarse con el petróleo zuliano. El grueso de la población venezolana no apoya ni es indiferente a esos intentos.
Sin embargo, el caos social y político ucraniano de hoy debe servir de advertencia a los venezolanos acerca del grave peligro que significa aceptar el atajo del golpe de Estado estimulado por un sector minúsculo de la población que tiene poder económico y el respaldo de una potencia extranjera con pretensión de ponerle la mano al petróleo otra vez.
No debe haber impunidad política
Otra reflexión obligatoria es que los sucesos de estos últimos dos meses en Venezuela obligan a buscar respuestas adecuadas al peligro del fascismo criminal, cuyos desafueros no deben quedar impunes y sin réplica más allá de la paz que normalice la situación tras la revuelta de los ricos contra los pobres.
En efecto, ¿cómo aceptar que el grupo negador de su propio nombre Voluntad Popular participe en elecciones futuras, si ha puesto en evidencia que no respeta la democracia, ni la Constitución, ni la convivencia social, mucho menos al soberano que es quien elige gobiernos?
Y sus dirigentes deben ser enjuiciados y sancionados.
Alcaldes cómplices y coautores
Tampoco debe quedar impune la complicidad de los alcaldes pertenecientes a ese grupo con los crímenes cometidos por las guarimbas, los narcotraficantes capturados en ellas y los francotiradores causantes de más de 30 muertes.
Estas tropelías las cometían antes las dictaduras contra el pueblo, pero jamás, en ninguna parte del mundo, ni en África, se les pegaba candela a hospitales, centros de salud, guarderías infantiles, escuelas, universidades, camiones de transporte de alimentos, casas y carros de presuntos adversarios y neutrales, estaciones de Metro, transporte público y hasta niños simoncitos con los niños adentro, así como a otras personas y animales vivos, por pura maldad y sadismo propio de los paramilitares colombianos, presentes como dirigentes en la revuelta derrotada, como ha quedado demostrado.
Esos alcaldes tendrán que responder, incluso pecuniariamente, de su peculio personal, por las enormes pérdidas materiales ocasionadas con su expreso consentimiento, al permitirlas en su jurisdicción.
Las leyes penales y civiles así lo establecen.
Estos atropellos a los derechos humanos no deben repetirse nunca más. Para eso hay que aplicar las leyes con rigor y sin contemplaciones con nadie.
Fuente: Américo Díaz Núñez