Felicitaciones a la Embajada de EEUU por demostrar tanto odio a los venezolanos
(Noticias Kikiriki).- Ya no tan lejos y de reposo médico en mi país, observo más de cerca la labor cumplida meticulosamente por los funcionarios de la Embajada de los Estados Unidos en Venezuela contra todos los venezolanos.
Les ordenaron desde Washington desestabilizar a la Revolución Bolivariana porque no cumple las órdenes de ese gobierno imperial y aquéllos no perdieron detalles para organizar la guerra económica, biológica y psicológica, cuyos resultados no son tan halagüeños como esperaban, pero han creado grandes dificultades transitorias a toda la población venezolana, como el acaparamiento, la especulación y el contrabando de extracción, además de una epidemia de temporada.
Y en esto no hubo discriminación política alguna. A todos por igual nos tocan las consecuencias de tal conspiración.
No es fácil desestabilizar
En primer lugar, se necesita un alto grado de odio a los venezolanos en general (incluida buena parte de la oposición) para hacer lo que hizo esa legación diplomática con el fin de entorpecer la vida normal de un país soberano.
Hay que admitir que trabajó duro como equipo desestabilizador, en una misión donde se supone que están para otras cosas. Pero la orden fue clara: dificultar la vida de todos para que éstos reaccionen y tumben a su gobierno legítimo.
¿Les gusta al aseo personal, la higiene básica elemental? Bueno, vamos a esconder todos los artículos del ramo (y en eso no discriminaron entre chavistas y oposicionistas). Y así se hizo, pero a un alto costo en dólares para comprar la complicidad de mayoristas, almacenadores y distribuidores. Una conspiración para tumbar gobiernos bien vale la pena una alta “inversión”, como en Chile contra Allende y contra Cuba.
Lo de la harina para arepas fue más fácil: sacar la producción a Colombia, donde gobierna la oligarquía, y el dueño de las “empresas Polar” se puede considerar un súbdito de Estados Unidos. Pierde un mercado y gana otro. Al fin y al cabo, su imperio empresarial necesita también un gobierno sumiso a sus intereses económicos.
Además de muchos dólares, se necesita desprecio al pueblo
El haber escondido millones de medicamentos y 5 mil sillas de ruedas en un almacén de Tejerías, y a la vez la sospecha de provocar una epidemia de una dolorosa enfermedad importada no sólo tiene una relación vinculante, sino que demuestra un desprecio absoluto contra todo la población venezolana, pues los mosquitos infectados que se sospecha liberaron en regiones del país no discriminan entre opositores y revolucionarios bolivarianos.
Que la oposición partidaria del dominio norteamericano sobre su país (el cual lucha por ser independiente de todo poder extranjero y lideriza un proceso importante de integración regional, como lo quiso Simón Bolívar) tome conciencia de su papel de cómplice o de patriota venezolano crítico de la gestión del gobierno, si así le parece, pero que deje de avalar los delitos que comete el gobierno de los Estados Unidos en Venezuela, dándole crédito a versiones que carecen de credibilidad.
Donde ponen el énfasis
Aragua, Carabobo, Lara (en el centro del país) son zonas militares importantes, de ahí el interés de acentuar en ellas la epidemia de la Chikuncuya traída con millones de mosquitos infectados en los laboratorios de EEUU, para producir un hipotético golpe de Estado contra el Gobierno Bolivariano.
Semejante locura sólo se les puede ocurrir a los agentes de un imperio que se acostumbró a intervenir con la guerra biológica que viola los derechos humanos de toda la población y que produce muertes indiscriminadas mediante enfermedades desconocidas.
Así lo hicieron contra la Revolución Cubana para arruinar su economía desde los años 60. Pero no pudieron derrocarla. Y no podrán tampoco tumbar al Gobierno Bolivariano, apoyado por la mayoría del pueblo.
Las intrigas que esconden algo
El cuento de que Cuba gobierna en Venezuela es un viejo truco de aquel gobierno para intrigar y crear fricciones entre pueblos hermanos de toda la vida. Claro, no dicen que quien quiere gobernar de nuevo aquí es el Imperio de los Consorcios Petroleros.
En los años 60 del siglo pasado decían también que Cuba dirigía al movimiento revolucionario venezolano, pero ocultaban que buena parte de los instructores de la represión y de los torturadores de los guerrilleros y campesinos criollos eran oficiales norteamericanos, lo cual nos consta personalmente como periodista.
Ya no son los soviéticos quienes quieren gobernar el mundo, sino los cubanos. Tamaño disparate no cabe en la cabeza de un alfiler, pero así venden sus mentiras los medios manejados desde Washington.
No nos vengan con cuentos
Los medios controlados por la oligarquía y el imperialismo hacen, como se sabe, el trabajo de ablandamiento de la opinión pública cuando se producen estas políticas de agresión.
Sin embargo, el pueblo ha aprendido mucho y sabe darles respuestas a tales guerras. La oposición política ha sido derrotada en los centros electorales y en la calle desde 1999. Difícilmente levante cabeza, porque cada vez se entrega más al centro principal de la conspiración en el exterior y a otros centros de intereses burgueses y oligárquicos.
De ese modo se aleja de los sentimientos populares y se inclina hacia una oposición consular, es decir, adscrita a los diversos núcleos que desde el exterior tratan de hacer fracasar el modelo venezolano de revolución social que sigue liderando Hugo Chávez a través del Gobierno Patriótico de Nicolás Maduro, cuyas leyes habilitantes constituyen nuevas bases para la sustentabilidad económica y social del proceso hacia el socialismo.
El brazo más importante de todos esos centros conspirativos es la Embajada de los Estados Unidos, sin dudas, la cual tiene el mérito indiscutible de unir más a los venezolanos en rechazo a tales propósitos, fallidos hasta ahora. Al menos se desenmascara más abiertamente.
De ahí nuestra felicitación.