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¿Quién manda en Ucrania? Hablan los hechos

¿Quién manda en Ucrania? Hablan los hechos

(Noticias Kikiriki).-El cambio de gobierno en Ucrania fue decidido en Washington, y esto no es secreto, ni mucho menos una afirmación irresponsable. Los propios gobernantes norteamericanos se encargaron de subrayarlo en no pocas declaraciones triunfalistas, y las visitas impositivas de altos funcionarios, en plan ejecutivo, para dictar instrucciones sobre quién debe ser su Primer Ministro y cuál es el candidato más conveniente para Presidente, todo eso habla por sí mismo de quién mandó en Maidán y quien manda en el gobierno oligarca de Priotr Poroshenko.

El elevado costo del derrocamiento del gobierno constitucional de Yanukovich (a confesión de parte, relevo de prueba: más de 4 billones de dólares) parece darle derecho a Estados Unidos a torcer la tradicional política de Ucrania de acuerdos con sus vecinos, en especial con Rusia, país con el que mantuvo décadas de paz y cooperación.

Hasta los 54 millones de dólares donados por el gobierno de EE.UU. para realizar las elecciones presidenciales ucranianas son un claro mensaje del triste destino subalterno de una de las naciones más orgullosas de su papel protagónico de la historia de esta parte del mundo.

La corrupción descompone

La extrema derecha en el poder hoy en Ucrania, con un presidente multimillonario que, como todo oligarca que se aprecie de tal, ha traficado y traficará en su provecho oscuros negociados de la corrupción, no se va a diferenciar de los gobiernos precedentes de Víktor Yanokovich y Yulia Timoshenko, el primero dado a la fuga tras el golpe de Estado reciente, y la segunda, recién excarcelada por hechos irregulares en su gestión anterior a la Yanukovich.
Claro, la corrupción no se puede ocultar y estaba a la vista de todos, pero ni siquiera esa fue la excusa para inflamar los ánimos opositores. Sin embargo, ella, la corrupción generalizada, sí influyó en la rápida caída del gobierno porque lo descompuso, lo alejó del pueblo, desmoralizó a sus partidarios y manchó sus banderas de lucha, levantadas en su momento para echar con votos a la Timoshenko del trono de oro y dólares en el que ella y su banda estaban apoltronados.

Una ilusión muy cara

Apoyada en tal hecho, la oposición a Yanukovich tomó los espacios públicos para oponerse a la política de éste de no aceptar la incorporación de su gobierno a una asociación a la Unión Europea, a sabiendas que era ponerle la soga al cuello a Ucrania, país en crisis económica que ahora va a conocer cómo cura esa enfermedad la doctora Troika, integrada por el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Económica de la UE, tres verdugos odiados en España, Grecia, Portugal, Chipre y otros antiguos reinos del Estado de Bienestar.

Ucrania está en la terapia intensiva de los créditos de la UE para “salir de la crisis”, que apenas comienza en su etapa crítica, porque debe en gas a Rusia (y no paga) 4 mil millones de dólares y su economía está contraída, justamente cuando la población está a punto de conocer el costo social del paraguas prestado por la UE, ignorado hasta ahora.

La derecha cree que manda

De momento, Ucrania es mimada (mientras cumpla sumisamente órdenes superiores el gobierno de Poroshenko) para oponerse a Rusia en todo, y parte de eso es que elude respetar los derechos humanos de la población rusohablante, que se niega a ser sacrificada en los hornos crematorios del Sector Derecho, banda que funge de policía de choque del gobierno y que sólo obedece a la Embajada de los Estados Unidos en Kiev, pues es quien paga sus salarios, les da instrucciones y las armas para asesinar a mansalva.

Sus crímenes horrendos en Odessa y todo el sureste ucraniano son la advertencia para millones de seres humanos expuestos a sus métodos nazis y al perdón cómplice de todas las organizaciones humanitarias que sólo chillan cuando conviene a Washington.

La expansión de la OTAN hacia las fronteras con Rusia, como instrumento punitivo de EEUU más allá de su ámbito original, es una de las ganancias que ilusionan a Washington.

Ya conocemos al capataz
Al FMI y a la Embajada gringa ya los conocemos muy bien. Hemos estado más de 40 años en esa yunta de bueyes, claro, haciendo el papel de bueyes y al servicio de los amos del Norte, quienes nos hicieron ver hacia el Sur definitivamente y en eso andamos, libres de la pesada deuda externa y de las órdenes de Washington, que nunca nos ayudaron a salir de la condición de esclavos del Imperio, sino todo lo contrario.
El pueblo ucraniano tendrá que rebelarse contra ese engaño, más de lo mismo que muchos pueblos padecen y protestan hoy en Europa. Pero nadie aprende en cabeza ajena. Ya veremos.

Fuente: Américo Díaz Núñez

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