Expertos sobre Venezuela que trabajan con la imaginación y/o con gríngolas
(Noticias Kikiriki).- La imaginación es un árbol de fuertes raíces en la novela y la cuentística, pero en la política sus frutos suelen ser venenosos, insípidos, engañosos o todo a la vez.
Las gríngolas no permiten ver sino el dictado que le ponen al frente a ciertos analistas mercenarios para que no vean otra cosa. Como los caballos de tiro, jalan la carreta o el coche hacia donde quiere el conductor y nada más.
Ahora ocurre que están apareciendo en sabihondos y (por supuesto) prestigiosos institutos europeos, en especial alemanes, además de universidades norteamericanas financiadas por ciertas fundaciones, expertos en el proceso político venezolano que no tienen (ni les interesa) la más remota idea de la realidad en el país.
El mundo patas pa’rriba
Pero esos eruditos sí tienen la audacia de enjuiciar la tendencia represiva de Nicolás Maduro, obligado por la oposición a aceptar el diálogo, y a buscar soluciones a la inseguridad y los cambios macroeconómicos que resuelvan la grave crisis financiera causada por el desastre administrativo de PDVSA y por el endeudamiento con China (¡!).
Pocas líneas y muchas falsedades. Todo está fríamente calculado para darle más credibilidad (¡oh, sabios profetas del desastre!) a las versiones fraudulentas de que Chile forma parte del Estado Táchira, El Cairo queda en el Occidente de Venezuela, Irak al Norte, Guantánamo y sus torturas en el Oriente y Barcelona de España endeudada fue mudada también a los Andes venezolanos.
Toda una creatividad novelesca. Ni una sola verdad.
Moneda falsa y burda
No se trata de una broma o una especulación absurda, sino de noticias de represión y maltratos contra estudiantes chilenos por Piñera presentadas como ocurridas en nuestro país; una árabe semidesnuda pateada por la policía egipcia, presentada como una tropelía de la Policía Nacional Bolivariana contra estudiantes que protestan pacíficamente; una marcha catalana por la independencia mudada a la MUD de un plumazo, y lo único realmente venezolano, la procesión de la Divina Pastora en Barquisimeto el año pasado, presentada como una gigantesca protesta de la oposición en Caracas.
Los muertos ocasionados por las guarimbas fueron víctimas de la cruda represión chavista y no al revés; el diálogo propuesto por Nicolás Maduro al estallar la mecha lenta del Golpe culebrero, el 12 de febrero pasado, fue cuidadosamente silenciado por los medios internacionales, para que sus sabios analistas atribuyan, sin anestesia, dos meses después, tal iniciativa a la sufrida oposición, que quiere la paz, mientras Maduro, quien mantiene las guarimbas, no tiene más remedio que aceptar el diálogo.
Una novela tipo culebrón
Esta sabia oposición quiere la paz y no la consigue, y cuyas franciscanas protestas pacíficas reprimidas son por el bien del país: contra la inseguridad (las guarimbas fueron la mejor muestra de tal intención), contra el desabastecimiento que el gobierno ha creado para hacer sufrir al pueblo y a la vez obligarlo a votar por el PSUV, gracias a los acaparadores de Fedecámaras, a quienes ni mencionan; contra la crisis financiera causado por el fracaso de PDVSA y por no hacerle caso al FMI que hoy ayuda Europa a hundirse más; y finalmente por el mayor problema macroeconómico: el grave endeudamiento con China (no dicen, por supuesto, que este país recibe 400 mil barriles diarios de petróleo venezolano, por lo que el deudor no es, precisamente, nuestro país).
División del trabajo
Los catedráticos especialistas en Venezuela no se molestan en diversificar sus fuentes informativas. ¿Para qué? Su tarea consiste en darle respaldo académico a los grandes y descarados embustes mediáticos.
El mismo que financia las guarimbas, contrata también a esos piratas para crear fábulas sobre Venezuela, pero los que cobran por dañar el ambiente y la convivencia humana son los héroes de pacotilla que aparecen en revistas y en la TV mercenaria extranjera como adalides de la libertad que dan risa, porque son delincuentes a los ojos de nuestro pueblo y de sus propios partidarios que no se han vuelto locos de remate.
Para abreviar el diagnóstico, se trata de cruda y mala propaganda contra el proceso revolucionario pacífico y democrático venezolano, contra su pueblo, contra la verdad.
Mientras esto sea así, no vale la pena preocuparse mucho por esta larga campaña de embustes en forma de burda propaganda de guerra. La vida misma se ocupará de echarla a la basura.
Pero hay que ayudar con la escoba y el tobo, porque la basura se pudre y huele mal, como las guarimbas derrotadas por ellas mismas.
Fuente: Américo Díaz Núñez